Aquella noche fue terrible, cuando mi amor saco ese platito encima de la mesa,
- A paella, ( dijo la niña que sabia).
Yo nada mas olerlo, presentí algo dentro de mi cuerpo que aquello no estaba bien y que predecía una cena algo singular, otra vez armándome de valor, enseñe a los niños el contenido de aquella taza, que mi estomago se negaba a oler, les enseñe claramente que estaba llena.
- Veis lo llena que esta, luego no digáis que mama me ha puesto menos.
Enseñándola a una y otra vez, descendí suavemente mi boca a aquella taza, y cerrando los ojos y acordándome de cuando mi madre me daba aquellos purés de dios sabe qué cosa. Fui poco a poco tragándome aquello.
La niña insistía que olía a paella. Pero a mí ni me digáis ni que olor tenia pues gracias a la práctica que dan los años no tenía ni sabor ni olor, y zas desapareció.
Lo mío había sido fácil, pero aun quedaba que aquello, que yo había dicho a Toñi, que se podía hacer puré, ( encima tenía yo la culpa de que aquella cosa perteneciera al mundo de los vivos). Se la comieran mis hijos
Con el niño fue más fácil, pues a Toñi, se le ocurrió, que podría inundar el plato con miguitas de pan y así comérselo.
- Claro mama, lo mismo que hago en el cole, cuando no me gustan las cosas.
- Cariño, a que así te acuerdas de mama cuando ella no está.
El niño, sensato de él ,no quiso ni contestarme, y empezó a tragarse aquello, como pudo, pues si no, no habría segundo plato. (Una hamburguesa, “ que lista mi mujer”, una hamburguesa, como no esforzarse por aquel plato).
Pero la niña, era peor, ella ya estaba curtida en el arte, de hacérnoslo pasar mal, a su madre y a mí, pero después de darse cuenta que aquello no tenia solución y mirándome a los ojos, a ver si le daba pena me pregunta:
- Pero papa, a ti te gusta esto
- Si mi amor, si esta riquísimo
- Papa, mírame a los ojos
- Que no mi amor, que yo ya lo he terminado.
- Pero mírame a los ojos y dime que esto esta bueno
- A. no es que este bueno, esta diferente, y es lo que hay ( con una sonrisa que fue muy difícil de disimular).
- Claro y encima ríete, pero que conste que esto huele a paella.
La niña, empezó a comerse aquello, y otra vez me recordó Toñi, que aquello había sido cosa mía ( yo creo que lo hacía para hacerme sentir culpable, mientras saboreaba, una preciada necorita).
La niña no sabía cómo hacerlo, y le entro la risa fácil, yo creo que de los mismo nervios.
- Papa, pero como te has podido comer esto
- Con paciencia A. con paciencia y una taza
- Es verdad la taza.
Y como el rayo Mac quenn se levanto y trajo la taza la cual imitando los pasos de su padre se hizo fuerte en la situación y poco a poco se bebió el suculento puré con sabor a paella. ( yo creo que lo hizo porque después había hamburguesa). Lo que habíamos hecho esta noche solo era un puré de patata con zanahoria, con una salsita de tomate y el sabor inconfundible de unos pinchos morunos. Y la situación la provoque yo diciéndole a Toñi, que con eso se podía hacer una riquísima cena. Cuestión de edad.
J. Pedro 29 11 2011
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