27 noviembre, 2014

PREPARANDONOS PARA LA NAVIDAD

  Se acercan las Navidades y ya están los Reyes a la vuelta de la esquina con sus regalos y la ilusión de un montón de niños que creen en ellos.
  ¿Porque no?
  Es que acaso nosotros no tuvimos alguna vez la ilusión en los Reyes Magos, pues no dejemos que eso se pierda, yo intento cada año, sentir las navidades y aunque ahora sea más difícil todavía, ahí tenéis a Héctor viendo una y otra vez el catálogo de los juguetes y esta tarde se ha sentado con su hermana a señalar los que más les gustan para que entre los dos hagan la Carta a sus Majestades los Reyes Magos.
  ¿Porque no?
  Anoche cayó en mis manos un cuento pequeño que hice a mi hermana Marian, espero que os guste.

                                 28 Noviembre 2014

  Ya llevaba Leo varias noches con fiebre aunque siempre decían lo mismo “Denle usted el Dalsy y seguro que pasara, será el nuevo virus que ya tienen muchos niños del pueblo.
  Pero aquella noche el termómetro marcaba 39 y ya iba camino de los 40; el niño estaba tiritando y Alex ya no sabía qué hacer.
-      Justo hoy que es la noche de Reyes.
-      Corre Alex, corre que el niño está muy malito.
 Marcos estaba dormidito pues le habían dicho que no se despertara que aquella sería una noche muy especial y que si se despertaba no vendrían los Reyes Magos.
  Lo cogieron como pudieron y lo metieron en el carro junto a su hermano, dentro del coche marcaba el termómetro la friolera de -5 grados y afuera estaba cayendo una helada del copón.
  Leo no hacía nada más que tiritar y Marian lo acurrucaba y le daba todo el cariño que podía pero con eso no valía, tenían que ir al Médico de Guardia.
  Alex iba como una moto; todo nervioso, aquello era lo que le faltaba para rematar la noche más importante del año.
En urgencias del pueblo no sabían lo que hacer con él y lo mandaron para Madrid en una ambulancia.
-      No te preocupes Marian, que todo va a salir bien.
  En la ambulancia solo podía ir uno de los dos padres, así que Alex decidió seguirles con Marcos.
-      ¿Papa, que pasa?, “dijo Marcos entre sueños “, y los Reyes ¿Vendrán esta noche?, y no estaremos en casa.
-      Duérmete cariño, duérmete.
  Alex durante todo el largo viaje, solo podía pensar en dos cosas: primero en su niño Leo y luego en los Reyes Magos, con toda la ilusión que había puesto.

  El Hospital como siempre, hasta arriba de gente, pero cuando quiso llegar Alex, ya estaba su mujer con una sonrisa de oreja a oreja, y con su niño Leo dormidito como un ángel entre sus brazos.
-      ¡Ala, ya está!, ya podemos irnos a casa.
-      ¡Pero si estaba tan malito!
-      Magia, ilusión; que se yo. Recuerda que hoy es una noche muy especial.
Llego la ambulancia, tenían un hueco para él, a mí me tuvieron afuera y cuando me llamaron, la enfermera estaba allí, sonriendo. Y leo con esa sonrisita de ángel, totalmente dormidito.
Me dijeron que era un virus y que como ya habían entrado más niños así, ya sabían el antibiótico adecuado, pero sabes una cosa, yo vi un no sé qué en la mirada de esa enfermera, llámalo ilusión, vida, que se yo, pero al mirarla a los ojos me relaje y después ya ves, el niño se recuperó, ¡Pero bueno, nos vamos!, ¿O qué?
-      Si mi amor, vámonos (dándole un beso de enamorado).

  Ya estaban llegando a casa y el reloj marcaba cerca de las 6 de la mañana.
-      “¿Y ahora qué?, ¿Cómo lo hacemos? “, Pensaba Alex para sus adentros.
  Marcos, al lado, con los ojos como platos y al lado él bebe dormidito.
  Alex sin querer, se le cayó una pequeña lágrima y Marian le cogía con cariño la mano.

-      ¡Papa, corre; que seguro que han venido los Reyes!
-      ¡Marcos, no se sí……!.
  Encendió la luz.
-      ¡Están, están los regalos debajo del árbol y mira Marian, han dejado hasta las huellas!
-      ¿Pero quién pudo ser?
-      ¡Papa, quien va a ser, sino los Reyes Magos!
  Y un largo abrazo entre padre e hijo cerró este cuento de Navidad.

  Espero que te guste Marian.

                         José Pedro Porras.

 



 

  

24 noviembre, 2014

VERDADES DIFICILES DE CALLAR

Aunque me había prometido a mí mismo no volver a esto del blog, un impacto en toda la cara ha sido suficiente.
  Esta tarde cuando estaba entregando unos extintores, una señora me ha contado la triste situación por la que se encuentra.
-      ¡Pasa, pasa hijo!
-      Si yo me apaño bien afuera
-      No si pasa que te tengo que contar una historia.
  La prisa era una cosa que siempre me acompaña, pero la necesidad de esta señora fue mucho mayor a las ganas de terminar para ver a mis hijos.
-      Sabe usted, yo tengo 83 años y nunca lo he pasado peor.
-      En tiempos de Franco.
-      Déjese de memeces, que entonces no había tanto chorizo como ahora.
-      La verdad es que sí.
-      Pues mire, a mis 83 años y con mi pensioncilla estoy tirando de mi hija, que se ha quedado sin trabajo (yo en estos momentos la dejé hablar, pues verdaderamente lo necesitaba), la pobre se ha quedado sin trabajo después de 14 años trabajando para la misma empresa y el motivo para su despido es que no se quiso acostar con su jefe, un buen día la llamo un compañero diciéndola que se prepara que esa misma mañana iba a la puta calle. Vale más el honor de una persona que muchas cosas.
-      De eso se aprovechan, del honor de las personas y de que no hay trabajo donde poder sacar tu familia adelante.
-      Pues mire, la niña se quedó sin trabajo y con la hipoteca de un apartamento en la playa que había comprado para que mi marido y yo fuéramos a vivir nuestros últimos días. Pues bien ahora no me puedo mover de casa, pues lo que tengo es para pagar cosas y darle de comer a su familia, y encima me puedo quedar sin casa, pues la puse como aval para ese apartamento. Antes estaba bien pensado, pero ahora como están las cosas, y sin mi marido en casa, nada tiene sentido, sola aquí, mirando la televisión día y noche.
Mi marido murió. Un buen día lo ingresaron para limpiarle una (aorta del cuello), y luego algo debió de salir mal y se le produjo un infarto. Como no tenemos medios, le enterramos y ya está, con la tristeza de su muerte fue suficiente para no presentar ninguna denuncia y olvidarnos cuanto antes de esa desgracia, pero ahora cuando ha pasado el tiempo siento mucho no haber presentado una denuncia como Dios manda y haberles sacado hasta los ojos por haberme llevado a mi Alfredo.
-      Ahora es tarde señora, pero seguro que entonces todo tenía un sentido.
-      Pero ahora no es entonces y ahora nos hubiera sacado de este problema. Aunque para problemas el que tienen mis nietos (“Más problemas digo yo “), los ve en esta foto, pues miré uno tiene parálisis cerebral y el otro una debilidad tal en los músculos que siempre tiene que ir en silla de ruedas, y lo más triste no es que mi hijo esté perdiendo la vida por ellos, sino lo que dice: “¿Qué harán ellos cuando yo me haya muerto? “.
  En esos momentos noté como mi corazón se encogía, no tenía palabras para esta señora.
-      Y otra cosa.
-      ¿Mas?
-      Pues si tiene que marcharse, lo dejamos ya.
-      Más que nada que tengo mal aparcada la furgoneta.
-      Es muy rápida, miré ahora de mi paguilla estamos tirando dos familias, pero llegará el momento en que no haya dinero, ni para mí, ni para la cantidad de gente que está en el paro, ni para tantas familias que solo tienen la ayuda familiar. A mí me ha cogido tarde, pero a usted le cogerá. 
Triste será el momento en que la gente se eche a la calle para cortar cuellos, la necesidad de la gente hará que eso se produja y no queda mucho.
-      Esperemos que todo se solucione.
-      ¡Usted verdaderamente piensa así!
-      No me queda otra señora, tengo dos hijos que sacar adelante.
-      Habrá que luchar por ellos. ¿No?

  Después de hablar con esta señora, se me quedó un nudo en el estómago, y unas ganas de gritar que pa que.
  Y para que luego te digan por radio y televisión que todo va mejor.
  Y una mierda.


                                 José Pedro Porras.    24 Noviembre 2014.