- Lo haría, se que podría hacerlo ( se decía a si mismo mientras guardaba el cuchillo de cocina en su bolsillo ), con lo mal que lo estaba desde que se había quedado sin trabajo, ya no se podía ir con sus amigos a jugar al pádel, la discoteca ni hablamos , todo el mundo de lujos se había venido abajo, desde que decidieron prescindir de su cualificada mano de obra.
Pero ese era su momento, allí sola en aquel barrio residencial, estaba esa peluquería de la cual salían tantas mujeres emperifolladas, retocadas para no parecer lo que eran, unas viejas con dinero y eso era lo el que iba ha encontrar dentro, dinero, pasta fácil.
De una patada derribo la puerta.
- Manos arriba esto es un atraco.
No le dio tiempo a decir más, pues un secador de pelo se incrusto en su cabeza, dejándolo cao a la primera.
Despertó, y allí estaba él, en la oscuridad, oliendo a un montón de cosas, y escuchando unas carcajadas a lo lejos, poco a poco sus ojos se fueron acostumbrando a la oscuridad, fregonas, un montón de cajas, un aspirador, decididamente estaba en la habitación de los trastos, mientras casi no podía respirar pues algo asqueroso le taponaba la boca.
Silencio, y el ruido de un cierre al caer.
De repente, allí estaba ella, riéndose de manera estridente en el marco de la puerta, no podría definir a la mujer que tenía delante, pero a lo largo de la noche tuve tiempo de descubrirlo, violado una y otra vez por aquella gorda mujer, sedienta de placer, la cual no se cansaba de decir te gusta, te gusta.
Pues como no me iba a gustar, pero no quería, con ella no, pero mi cuerpo no entendía y correspondía a sus caricias, tanas veces como podía, hasta que llego el límite y me dormí.
Aquí estoy abatido, y magullado por aquella arpía la cual se aprovecho todo lo que quiso de mi, poniendo una denuncia ante la comisaría de policía, pues si la atraque sin consumar el hecho, ella si consumo pero bien, el acto.
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