30 abril, 2014

EL DINERO.





  El dinero.
El dinero puede comprar una casa pero no un hogar.
El hogar se gana cada noche, cuando se pelean tus hijos por darte el primer beso, y el abrazo de tu mujer después de un duro día de trabajo y te dice al oído agárrame que asi me duermo mejor, una noche tras otra y así quizás una vida.

El dinero puede comprar un reloj, pero no el tiempo.
Murió un señor con un rolex en su muñeca, y nadie acudió a la ceremonia, mientras un barrendero esperaba terminar el servicio para acudir otra vez a cuidar a su madre enferma pues cada día que pasaba con ella sabía que podia ser el ultimo.

Se puede comprar una cama, pero no el sueño.
Hay personas que cambian su colchón sin apenas gastarlo, pensando que el problema de no dormir lo tienen esa cama tan incómoda, ( no serán que sus consciencias no están tranquilas y es eso lo que no les deja dormir ), mientras hay personas que tristemente no pueden cambiar el colchón, y prefieren que sus hijos duerman lo mejor posible y se levantan cada mañana con un terrible dolor de espalda, pero ven esas caras aún dormiditas y con eso les es bastante, luego se toman un paracetamol y a seguir currando. Pero eso si con una sonrisa.

Se puede comprar un libro pero no el conocimiento.
Como ejemplo valga un botón, mejor dicho un político de estos que ahora nos gobiernan, hay que ver lo idiotas que son y lo poco que han leído, con lo fácil que sería arreglar las cosas, simplemente sin su presencia sería suficiente.
El conocimiento se adquiere con la edad, con el paso del tiempo y con quedarse horas y horas escuchando , ( todo un arte, ¿ Quizás ? ).

Con el dinero se puede pagar un médico, pero no la salud.
Por mucho dinero que tengas, ningún médico te puede librar de la muerte, quien le toca le toca, es igual que cagar, todos cagamos incluido el Papa, el Rey, y demás personitas de a pie, cuando te llega, te llega y ya está.

Con el dinero se puede pagar una posición, pero no el respeto.

Volvemos otra vez al tema político, no es más venerado el que más manda, sino el que esta más cerca de lo que sabiamente debe mandar, asi el pueblo le respetará y será el mismo pueblo el que lo mantenga en su puesto, pues encontrará una tortuga que no se ha subido al palo.

El dinero puede comprar la sangre, pero no la vida.
Había una vez un emperador Chino, de la dinastía Nimeacuerdo, que necesitaba todas las mañanas un chute de sangre para poder seguir en pie, llego una mañana y tanto había cambiado ya su sangre que esta misma inundó su cuerpo dejándolo hecho una bolsa de donantes.

El dinero puede comprar el sexo, pero no el amor.
Que se lo pregunten a la puta que todas las noches sale a ganarse la vida y deja al marido en la cama, a quien de todos quiere más.
Tiene que ser muy difícil entregar tu cuerpo y dejar el alma atrás.

             José Pedro Porras