20 noviembre, 2011

MI NIÑO Y EL RECUERDO

  Sin quererlo el sábado acabamos mi niño y yo en el cementerio de la Almudena, fuimos al rastro de la Elipa y como a nosotros no nos gusta nada comprar, aprovechamos el momento para escaparnos a “ Ese Parque tan Grande”.

  Qué hacer con un niño de 5 años en ese pedazo de cementerio. Pasear y hablar sobre lo que íbamos viendo, lo primero que encontramos fue un césped con muchas flores en el suelo, H. se asombro que es lo que hacían todas esas flores allí tiradas,
-      Pues cariño, son personas que se acuerdan de las personas que no están a su lado y en este césped se acuerdan de ellas y en ese muro están escritas sus nombres.
-      Y nadie coge esas flores.
-      No nadie, H. aquí se guarda mucho respeto.
Seguimos paseando más arriba, cuando entramos en la sección de los nichos, era todo precioso, pues el otoño, por fin había hecho acto de presencia y multitud de colores invadían las lapidas y el ambiente.
-      Papa, que hacen todos allí, amontonados, como llegan allí arriba.
-      Pues, aquí están los cuerpos de las personas más pobres pues no han podido comprar una tumba, pero así tienen un sitio para irlos a ver las personas que los han querido anteriormente.
-      Y los amontonan así,
En esos momentos vimos una escalera, la cual me saco del pequeño aprieto.
-      Mira con esa escalera llegan a todos los sitios y pueden cambiarles las flores.
Seguimos andando, y el olor a tierra mojada, invadía todo el ambiente, no era nada tétrico andar por allí, y con el debido respeto nos fuimos adentrando hacia la zona de los Mausoleos.
-      Anda, papa casitas, mira han hecho casitas de muchos tamaños, que bonitas verdad.
-      Mira H. no son casitas, sino tumbas mas grandes donde guardan a toda una familia entera.
-      Que pasa papa, que se mueren todos juntos.
-      No H. que hacen esas casitas, para que todos estén juntos cuando mueran
-      Pero allí se ven
-      No H. allí solo está el Recuerdo de esas personas.
-      Estos sí que tiene que ser ricos papa.
-      Pues supongo que sí pero ahora están muertos.
El contraste de los Mausoleos, con las tumbas vecinales era algo chocante, incluso para mi, el niño las miraba y no sabemos lo que el pensaría.
Pero el mío si: desgraciadamente desde que el mundo es mundo, siempre ha habido hasta diferencia de clases incluso hasta para morirse y enterarse, no sabemos si estarán así mas cerca de Dios, que cada unos opine lo que quiera.
  Cuando salimos de la zona de las Casitas, estuvimos andando un poco y vimos unos nichos destruidos, solo quedaban los agujeros.
-      Pero papa, que es lo que ha pasado allí.
-      Anda si todo está destruido, mira que suerte has tenido que puedes verlos por dentro.
-      Donde están los muertos.
-      Polvo, H. se han convertido en polvo.
-      Y están todos debajo de los ladrillos.
Nuevamente me había pillado, pero dándome la vuelta encontramos un muro el cual al pasar el dedo se convirtió en tierra.
-      Ves, cariño, así, todos acabamos convertidos  en tierra.
H. miro la tierra y lo dijo todo con su silencio.
Parecía que el paseo no iba a dar más de sí, cuando después de un rato H. se dirigió a mí.
-      Papa, cuando tú te mueras que va a quedar de ti, polvo.
-      Si cariño, polvo, pero también te quedara el recuerdo de todo lo que hemos hecho juntos, el recuerdo.
-      Sabes una cosa papa.
-      Dime.
-      Cuando te mueras llorare mucho, mucho (apretándome tan fuerte con su pequeña mano)
-      Y después de llorar tanto que te quedara.
-      El recuerdo papa.

                                                                                                                   J. Pedro 19 11 2011


No hay comentarios:

Publicar un comentario