23 mayo, 2013

ME VOY DE LA BIBLIOTECA



Me voy de la biblioteca
Por fin han podido con mi extrema paciencia y después del último altercado con esas maquinitas del diablo, he decidido dejar esta biblioteca.
¿ Qué es lo que me pasó ?.
Pues es muy fácil de contar:
Estuve devolviendo los libros que cojo para los niños, en la biblioteca de Pueblo de Vallekas, al principio no pasó nada pero una vez que ya tenía elegidos los libros que me tocaban para esta vez, ( escogidos con mucha paciencia junto con Héctor ), me acerqué con sumo cuidado a la maquinita que lee los carnets y apunta los libros que nos llevamos.
No me lo podía creer, por la espalda y a traición sin ni siquiera un simple papel para avisarnos de que no podíamos coger mas.
El motivo retraso de 4 días.
Retraso, retraso. ¿ Cómo que retraso ?.
Inmediatamente me dirigí bolsa en mano a hablar con la señorita del mostrador.
- Señor sí la maquina dice que no, es que no, no insista.
- Pero por lo menos déjeme llevarme los libros de los niños.
- No puede ser, la máquina dijo ¡ No !.
Miré a Héctor, el me miró a mí como intentando comprenderlo, después nos dimos la vuelta y muy cabreados y cabizbajos abandonamos la biblioteca.
Abandonar, abandonar lo que se dice abandonar, no.,  previamente puse un pedazo de reclamación de cómo llegando solo 4 dias tarde no nos dejaban llevar los libros aunque fueran los de los niño, me despedí de sus instalaciones y que se la metan por donde amargan los pepinos.
Después de este abandono ya han sido dos meses mi ardua búsqueda en busca de una nueva biblioteca y justamente cuando ya lo daba por perdido y casi ya convenciendo a Héctor y a mí mismo de que solo nosotros salíamos perdiendo con nuestro enfado, por fin y con una alegría que se me sale del pecho, he encontrado otra biblioteca y justo al lado de casa.

Biblioteca de Vallekas.
El primer contacto fue muy tímido y respetuoso casi dándome miedo de que aquello fuera de verdad. Libros, montones de libros y lo mejor de todo,  unas bibliotecarias como las de antes, con sus gafas de culo de vaso y con el dedo siempre entre los labios haciéndonos callar.
Pero eso no es lo mejor, lo que verdaderamente me ha llegado al alma es la ausencia de aquellas maquinitas y de la atención personalizada, de tú a tú, siempre con ese sello de tinta en la mano, para no olvidar nunca en qué fecha desean verte de nuevo.
A la semana siguiente, cuando el trabajo me lo permitió,  llevé a mi familia a este nuevo centro y todos con mucha ilusión nos perdimos entre sus estanterías.
Toñi me hizo un permiso especial para coger libros en su nombre y juntos nos pudimos llevar esos 12 libros para disfrutar en casa.
Atendido claro está por estas estupendas señoras.
Un saludo para todas ellas.

              JOSE PEDRO PORRAS






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