Sin ánimo de ofender a tantas familias que desgraciadamente les están recortando su salario y reduciendo sus condiciones laborables al ámbito de la basura, siento expresarme de esta manera, pero ya no puedo más.
Estoy hasta los mismos de tanta y tanta huelga, cuando todas estas personas defienden sus derechos laborables injustamente recortados por este gobierno, están cogiendo como rehenes al pueblo llano que no se puede defender, no tenemos manera de llegar pronto al trabajo, ni de llevar a los niños al cole, ni de acudir mal o buenamente al médico ( las movilizaciones comienzan después de reyes ), nos sentimos vilipendiados por estos paros, que para nada afectan a la clase política, pues ellos no cogen los transportes públicos, ni llevan a sus niños al médico de cabecera de la seguridad social, se mantienen ajenos a que Toñi se tenga que ir una hora y media más pronto a trabajar, y que yo y los niños nos tengamos que aguantar como latitas de sardinas a que podamos ir al centro o llegar a nuestra casa.
No estoy de acuerdo para nada con que a mi familia la cojan como rehenes para una causa que les afecta a ellos, modificando en todo momento el ritmo de nuestras vidas.
El otro día, lleve a mis niños a una función en el Conde Duque, de teatro y después de terminar aunque hicimos tiempo, pues el metro no empezaba hasta las 20:00, tuvimos la desgracia de montarnos en uno de ellos, al principio encontraron sitio detrás de un carrito de bebe y colocándose detrás del pudimos aguantar la primera batida de gente, pero después el carrito se bajo y se quedaron mis niños indefensos en el suelo, yo le hacia un hueco entre mis piernas y la pared, y allí estaba yo sujetando con todas mis fuerzas la barra de seguridad, mientras multitud de gente intentaba meterse en el vagón, me dolieron las piernas y los brazos de la cantidad de fuerza que tuve que hacer, y un sudor frio recorría todo mi cuerpo, pensando en los posibles problemas de aquella situación caótica.
Afortunadamente no paso nada y pudimos llegar a casa sanos y salvos, pero el susto no nos lo quita nadie, y esta situación se está repitiendo continuamente en los medios de transporte públicos.
Como un rehén me siento ante esta situación.
JOSE PEDRO PORRAS.
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