07 enero, 2013

EL CERO REY



 EL CERO REY
Juan José Millás
El cero, harto de no ser nada, decidió buscarse la vida fuera del sistema métrico decimal.
- Al otro lado del sistema métrico decimal no hay nada – le dijeron los números pares y los impares, pues sabían que sin el cero todo el sistema se vendría abajo. - Pues ése es mi sitio – respondió él-, ya que yo no soy nada. - Sí eres, sí eres – le dijeron. - No soy, no soy – respondió él -. Dos días son dos días y siete semanas son siete semanas, pero cero meses no es ningún mes. - Ponte a mi lado y seremos un 40 – le dijo el 4. - Quiero ser algo por mí mismo, sin ayuda de nadie – respondió el cero.
Atravesó, pues, el Sistema Métrico Decimal y llegó a un lugar raro, donde las cosas no eran nada. Ni las calles eran calles, ni los semáforos semáforos, ni los árboles árboles. “Este es mi sitio, puesto que soy un número que no es un número”. Entró sigilosamente en una casa y vio un padre que no era un padre, una madre que no era una madre, unos hijos que no eran unos hijos y un canario que no era un canario.
Estuvo todo el día observando, escondido tras un sofá que no era un sofá, a aquella familia que no era una familia. Al atardecer, salió a la calle, que no era una calle, feliz de haber encontrado para vivir un lugar que no era un lugar. Pero apenas había recorrido dos manzanas, cuando fue detenido por dos policías que no eran policías. - Usted no puede permanecer aquí – le dijeron. Para estar aquí es preciso no ser nada. - Es que yo soy un cero – dijo el cero. - Un cero es un cero – le contestaron. - Un cero – dijo él – es un número que no es número. ¿Cuántos días son cero días? ¿Cuántas semanas son cero semanas? Los policías que no eran policías se miraron sin saber qué contestar. - ¿Qué diferencia hay entre un cero y nada? – insistió el cero. El asunto fue llevado ante unos licenciados en nada, que era la profesión más extendida de aquel sitio. Tras darle muchas vueltas al asunto, estos expertos decidieron que no era lo mismo nada que cero.

Después de este pequeño relato a nuestra Alba se le ocurrió este desenlace, Toñi y yo muy orgullosos de ella y del pequeñajo también.

 El cero, fue devuelto al sistema métrico decimal, allí le hicieron una pequeña fiesta y le construyeron una nueva casa más grande y bonita. Desde allí se veía la frontera del abecedario y el cero se pasaba horas y horas asomado a la ventana mirando.
 Un buen día llamo al timbre su amigo el ocho, este se quedo asombrado al ver que el cero estaba asomado a la ventana, asi que le pregunto qué es lo que miraba. El respondió que miraba a una hermosa letra, pero que no sabía su nombre ni había hablado nunca con ella.
  El ocho, en cuanto salió de la casa del cero, fue a hablar con el alcalde, el refinadísimo número uno, le comento lo que le estaba sucediendo a su amigo el cero, y en 5 minutos el señor alcalde estaba en la casa del cero preguntando por la tal letra.
  El refinadísimo alcalde vio tan, tan enamorado al cero que, para que no se fuera otra vez del sistema métrico decimal, decido hablar con la alcaldesa del reino de las letras.
  Entre los dos opinaron que en esa semana, las letras podrían entrar en el sistema métrico decimal y los números en el reino de las letras.
  El cero fue corriendo a buscar a su querididisima letra, busco por todos los rincones hasta que encontró a la letra o. Se enamoraron a primera vista, y desde entonces, cada mañana se encuentran en la frontera para verse y hablar de infinitas cosas.
  Por su parte, el refinadísimo numero 1 se había enamorado a su vez de la señora refinadísima alcaldesa, la letra I, el numero 2 de la letra Z, el 3 de la letra E, el 4 de la letra A, el 5 de la letra S, y asi sucesivamente.
  Desde entonces, el reino de las letras y el sistema métrico decimal convivieron juntos y felices.

                            ALBA PORRAS, LA CANSINA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario