Se escucha delicadamente el pasar de las
horas.
Minutos, segundos, espacios breves de
tiempo
El que tu, no estás en mi alcoba, silencios
hirientes.
Mientras esa esfera distorsiona la realidad
del presente.
Apareciste un buen día y no me preguntes
cual.
Para nada miramos ese reloj, que ahora me
parece infernal.
Intervalos de tiempo para volver a
encontrar tu sonrisa.
Otoños, Inviernos, Veranos y en nuestros
cuerpos mil Primaveras.
Después el silencio y tu huida a otro lugar
diferente.
Circo ambulante, que una vez que ha
obteni9do lo que quería
Se pierde y nunca vuelve.
Ilusión marchitada en el espacio que
dejaste.
Sigo mirando aquel reloj, se clava en mi
cuerpo amargándome.
Oigo de nuevo tu sonrisa, ¡ calla maldito,
calla ¡!,
Deja que el tiempo no me mate, puñales son
tus manillas
En esta mente distante.
Acorralado por su pasar, me estrello.
Acurrucado entre su insoportable minutero.
Ahí, se quedaron mis recuerdos, tic, tac.
Perdí el juicio, ¡ No me acuerdo ¡!.
mientras tu sonrisa se transforma con el
paso del tiempo.
Me ahoga el vacio, me estrangula la
distancia, recuerdos.
Sonrió, mientras tu reloj me mata.
Fallezco.
JOSE PEDRO PORRAS.
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