ATENCION: Esta historia puede no gustar, así que si habéis comido no la leáis, pero el final es muy simpático, aprovecho para darle un fuerte abrazo a mi niña Alba, que la quiero un montón.
Yo tengo la costumbre
de ducharme todos los días, y asi ir limpita Al Inti. Allí me junto con mis
amigas, que también vienen inmaculadas y después nos incorporamos a clase, cada
una hace lo que puede y si queremos
atender atendemos, pues para eso estamos en un país libre y sin
prejuicios.
Los chavales no se limpian mucho y por la
parte de atrás de clase huele a humanidad, con esas botazas y esas greñas que
llevan, todo es posible.
Hasta ahí todo bien, pero el relato que paso
a contaros, me quedó de piedra y aún no lo he superado.
Resulta que tenemos un nuevo profesor de
Ingles, el Gargamel, le llamamos asi porque es clavadito al brujo chiflado que
sale en la peli de los pitufos y encima lo peor de todo es que BABEA, si
queridos lectores, babea, chorrea y cuando habla en ingles encima junta las
palabras. Después esta el momento que pregunta ( yo lo he visto con mis propios
ojos ), Gargamel se dirige a ti y te hace una pregunta, el silencio se hace
latente en toda la clase y no miramos al profesor de lo asqueroso que es sino
que miramos a la pobre victima la cual dirige la pregunta o mejor dicho dirige
el escupitinajo ( control, control ).
El jefe de estudios, nos ha dicho que debemos
de aceptar a las personas tal y como son, pero mi pregunta es:
- ¿ Me puedo poner el paraguas, cada vez que
me pregunte ?
- ¿ Puedo llevar las gafas de sol, para que
no me vea que no le miro ?
- ¿ Puedo girar haciéndome la loca, si Gargamel
me dice que me acerque a el ?.
Lo peor de todo, es que en Ingles, encima voy
un poco floja y con este profesor, no vamos a avanzar nada.
Yo se lo he contado a mis padres, y me han
dicho que es lo que hay y que no se lo vuelva a contar que se les revuelven las
tripas, también les he contado que Gargamel, suda, pero no es que sude sino que
les caen los chorros, como si fueran pura agua, nos ha dicho el jefe de
estudios que son unas pastillas que se está tomando que le produce esa reacción
( reacción le iba a dar yo, pero en cadena ), y encima no se las puede dejar de
tomar.
Si aparte
de babear cual perro, también suda deberíamos de poner una espontes debajo de
él para que por lo menos no quedara charco.
Esta mañana estábamos cada uno a su bola, y
para nada atendíamos a Gargamel, este muy enfadado ha dado un manotazo encima
de la mesa (- Lucia mi compa ha soltado: ¡ Lo ha matado ! ) y para nada ha
servido el golpe que había dado. Después
se ha puesto a golpear una y otra vez la mesa hasta que por fin todos le hemos
mirado como si estuviera loco y un silencio espontaneo ha surgido en la plaza.
- ¡¡¡¡¡ Callaros, de una vez ¡!!!!!.
Con esa mirada de loco, esa falta de pelo
encima de la cabeza y esas babas goteándole a parte del chorrear del sudor, era
todo un cuadro muy difícil de ver sino de creer, pero juro que todo lo que aquí
os cuento es pura verdad.
Me ha mirado.
Coño, si me ha mirado
No podía ser, por fin me iba a enfrentar a la
dura realidad, me ha mandado llamar, y como si escuchara campanas de misa.
- ¡¡¡¡ Señorita ¡!!!,
- ¿ Si, es a mi ? ( haciéndome la sueca y sin
mirarle a los ojos )
- Hágame el favor de mirarme y de subir a la
pizarra con eso que tiene en la mano.
- ¡¡¡ Pero ¡!!! ( Intentando cerrar la
carpeta de mi cantante preferido )
- He dicho que suba con eso, a la pizarra (
Dijo Gargamel sin dejar de sudar )
Ahí me tenéis a mi tan blanca como la leche
con más miedo que vergüenza acercándome al profesor. Cuando, cuando un terrible
frio invadió mi cuerpo y la nada se cerró en torno a mí, cayendo redonda al
suelo, totalmente desmayada.
Despierto de aquel trance y me encuentro a Gargamel
como me mira, como deja caer sus gotitas de sudor y babas encima mío.
Grito, fuerte, tan fuerte que me agarro a mis
sabanas y mi madre abre la puerta de mi habitación, preguntando:
- ¿ Qué te pasa, cariño que te pasa ?
- Otra vez él mama, otra vez Gargamel.
- Tranquila hija, que ya ha pasado.
- No pasa, mama, que todos los días la misma
historia, venga a sudar y a babear.
Basado
en una Historia Real de mi niña Alba.
JOSE PEDRO PORRAS.
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