Pequeña anécdota.
Mis niños están muy acostumbrados a sobrevivir en Madrid, no esperar colas, no ir a los centros comerciales (pues nos agobian), comer rápido y barato, y lo que es más importante y hemos dedicado mucho tiempo, COLARSE EN EL METRO.
Después de dosis sofisticadas de ingenio y astucia, son capaces de pasar delante del de seguridad, apretados, sin que él se dé cuenta ( o quiera darse cuenta), aunque indudablemente algunas veces nos han descubierto, no he dudado en esos momentos de regañarles con severidad ( no sé si por colarse o dejarse descubrir).
Pero esta mañana, ha pasado algo insólito: mi niña se ha negado a colarse.
Yo después de insistir duramente con la mirada, e incluso empujarla un poco, al final para no discutir y que todo el mundo se diera cuenta, he pagado religiosamente el billete y hemos seguido nuestro camino.
Cuando heme aquí, bajando las escaleras mecánicas, cuando sin remedio, ni solución, al final de susodicha, estaban dos parejas de revisores pidiendo el billete. INTUICION FEMENINA.
Mi niña me ha mirado con la mismita cara cuando su madre se siente vencedora y con una sonrisa en su mirada le ha extendido ella se billete correspondiente al señor revisor para que comprobara que HOY no nos habíamos colado. TODA UNA SEÑORITA ELLA.
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