Sencillamente tranquilidad es lo que sentí esta Noche Vieja después de 14 años tuve la oportunidad de disfrutar de esta noche excepcional con mis padres.
La cena fue lo que menos importo, los seis alrededor de una mesa compartiendo los virus, pues dio la casualidad que también ellos tenían la gripe, pero mis niños no, ellos se habían librado.
Fue un momento entrañable rodeado de las personas que mas me quieren, sin preocuparme de nada mas, una conversación sencilla, animada, entre toses y mocos, pero la verdad que a ninguno nos importo lo mas mínimo.
Llegaron las campanadas y después del típico champan, y esas uvitas que casi se le atragantan a mi madre, recibí un montón de abrazos sinceros, de besos con olor y sabor a hogar, fuegos artificiales detrás de un cristal, mi niño apretándome fuertemente la mano y en la otra la ilusión de una mujer enamorada, Toñi, otra vez juntos los dos, en la ventura de otro año más.
Petardos en la calle, miles de llamadas felicitándonos el año, pero lo más importante poder sentir una cosa por dentro el mirar el firmamento por la incertidumbre del nuevo año que nos toca vivir.
Mucha ilusión en cada mensaje, en cada llamada, la confianza ciega y la fuerza de nosotros mismos ante este futuro.
FELIZ 2012 José Pedro Porras
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