En el servicio solo hay sitio para uno y ese
no voy a ser yo.
Lo descubrí este fin de semana, en el mismo
momento en que me levante de cenar y me dirigí derechito al servicio, no vaya a
ser que me quitaran el sitio.
Cuando me senté no me hacía nada. Todo a su
tiempo, pues el cuerpo se tiene que relajar, la mente evadirse y en ese mismo
momento en que te olvidas para que estas sentado, sale.
Pero ese momento no salió, justamente cuando
me acababa de poner al asunto, aparece mi niño detrás de la puerta:
- ¡ Corre, papa, corre que me lo hago encima !
- Pero Héctor, si me acabo de sentar.
- Pero yo me lo hago encima ( tocándose una y
otra vez la barriga )
- No tienes otro sitio donde ir, al servicio
de abajo, ahí mismo en el orinal.
- ¡ Qué no papa, que no, que me lo hago !.
- ¡ Pero Héctor !, si me acabo de sentar.
Extraña situación, viéndole ahí, restregándose
la tripa y yo intentando concentrarme de esa manera, asi IMPOSIBLE, con mas
mala leche que otra cosa veo que la situación es obvia.
- Siéntate y caga.
- Uf.
Una vez fuera, ya no tenía solución y por mas
que le explique a Toñi, que asi no me podia concentrar y que por eso le deje el
sitio, ella no lo entendía.
- Pues claro, tú no tienes que concentrarte y
te sale sola.
JOSE PEDRO PORRAS.
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