19 marzo, 2013

SILENCIO.




Las personas muchas veces cotorrean sin parar, llega a tanto sus palabrerías, que el silencio me inunda la cabeza, sin saber lo que me están contando.
Al principio, siempre les prestó mucha atención, pero según van pasando las palabras, me evado de tal manera que muchas veces me da miedo, no volver a regresar, lo hago de manera inconsciente y gracias a ello sobrevivo en el mar de las palabras vacías.
Luego dentro de ese silencio me creo Rey de mi propio Universo, aunque últimamente solo las personas más cercanas se dan cuenta de que no estoy y intentan alcanzar ese estado llamándome y callándose. Gracias.
Está el silencio presente, sonrió y bajo, dejándome confundir con sus palabras, está el Mundo lleno de oradores sin sentido, que la gente hace caso , pues sus palabras inundan sus oídos, sin dejarles pensar en calma.
    JOSE PEDRO PORRAS.





Cuando uno tiene una idea y no logra soltarla, necesita expresar lo que lleva por dentro, somos cobardes con nuestras ideas, pues pensamos que no tenemos la razón y son pensamientos absurdos, que para nada van a llegar a nuestra comunidad.
Pero he aquí, que cuando una multitud estalla, con una misma idea, no te sientes solo y te lanzas a defender la tuya, cuando verdaderamente era una idea de todos, en estos tiempos que pasan todos estamos unidos con la misma idea, voy a distintos sitios, me dedico a hablar con mucha gente, pero aunque la indignación es generalizada, no alcanzan la calle y se paralizan en las puertas de sus hogares y detrás de un ordenador, comunicados con los demás, sin llevar esa mala leche a la calle.
Veo gente, y las veo siguiendo un líder, cada día, esa idea me rebota en la cabeza, pero miedo me da pensar en que líder, y de qué manera se presentara en nuestras vidas.
Revolución, externa pero a la vez interna, para que ese clamor por la supervivencia, se adueñe de nuestros destinos, porque juntos podemos.
JOSE PEDRO PORRAS





HISTORIA DE UNA PIEDRA

Quedo quita la piedra
Que el niño tiro
En el fondo del estanque
Muy quietecita se quedo

Allí permaneció, un año tras otro
Un siglo paso, o quizás dos.
Entre más piedras ella se crio.
Muda en silencio, esperando, sin razón


Enverdecida por fuera
Negra por dentro
Sin esperar nada
Sin querer que el tiempo pase

Tan verde quedo que daba gusto verla
Tan sonriente estaba en el fondo del rio
Que su sonrisa brillaba
Con las mismas vino un pez y se la trago

Permaneció muy quieta
No sabía en donde meterse
Rodando para arriba
Apestando a sardina.

Viajo rio arriba
Cabalgo por olas
Surco corrientes
De aguas cristalinas

Creyéndose reina
Allí calladita, metidita
Piedra para abajo
Piedra para arriba

Pero un día noto
Que de abajo no salía
De pronto vio un poco de luz
Con las mismas salió de la barriga

Descubriendo un nuevo mundo
Saliendo a la vida
Destripado quedo el pez
Parecía mentira.

Cayo nuestra piedrecita a la basura
Y hay que ver lo mal que olía
En un mundo subterráneo
Perdido entre las cascaras de sandia

De pronto de izo la oscuridad
Un balanceo para adelante
Otro para atrás
De nuevo una gran sacudida.

De una basura a otra gigante
Paso tan rápidamente su vida.
Agarrándose a una gran mentira
No huele tan mal la mierda,
 Cuando te acostumbras
Querida.

Permaneció allí tendida.
Quieta, paralizada.
Dejándose llevar de un lado para otro
Su Mundo se vino abajo, día tras día.

No sabía si respirar.
No sabía donde se metía
Pero un pájaro abrió la boca
Lanzándola arriba, arriba.

Creyó alcanzar el sol
Aquel que cada día
Le alumbraba en su rio
Sonrió, mientras caía.

Reboto al lado del estercolero
Para salvar lo que le quedaba de vida
Lanzándose al vacío.
Sintiéndose libre, nuestra piedrecita.

Acurrucada, en silencio.
Tapado por aquellas plantas gigantes
Perdido en un Mundo verde
La brisa lleno sus pulmones,
 ¡ Respira, por fin, respira ¡!.

Se quedo muy quietecita
Perdió el sentido, la orientación
Quizá este muerta,  dormidita.
Paso un año, quizás mil días.

Ella nada sentía.
Vio cambiar el paisaje
Se quedo escondida
Melancolía.

Estuvo tan cerca un día
En que la tierra tembló
Se despertó de su letargo
Manteniéndose muy erguida

Se abrió el suelo bajo sus pies
Tragándose nuestra roquita.
Se izo de noche sin ver jamás el día.
Se la trago de una sacudida

Aun sigue allí abajo dormida
Esperando que el Mundo cambie
Sintiéndose  dormidita.
No vaya ser que algún día la devuelvan a la vida

JOSE PEDRO PORRAS.


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