Se vuelven marrones mis manos
Clavadas en la naturaleza
Sucias de la labranza
Llenas de tanta grandeza
Pasan los hombres sobre sus llanuras
Olvidando dentro tanto deseo
Llevando entre sus manos su simiente
Esa tierra que nunca nos miente
Nunca es tarde para descubrirlo.
No es caprichoso su destino
Tierra, hijo, la tierra.
Como surcos que abren el camino.
La tierra que nos vera morir.
Tierra negra, llena de esperanza
Senos llenos de labranza
Manos negras de sembrarla
Pasaran los días, hijo
Pasaran los años, abuelo
Pero la tierra que cultives
Nunca la dejes en el recuerdo.
Madre de tu naturaleza.
Sin olvidar donde pisamos
Queriendo saber donde llegamos.
Aun asi seguimos siendo tierra.
Unidos por las mismas raíces
Sembrados en la misma tierra
Ahora ya vieja y cansada
Pero con la ilusión de ser abuela.
Tú que te ríes, que la pisas sin mas
Sin sentir que bajo tus pies las tienes
Abierta de tanto labrar.
Abuelo, abuela, padre, madre, tierra.
Miramos hacia un futuro incierto
Teniendo siempre el mañana en un quizás.
Empezamos a andar, juntos unidos , por una verdad.
Sin olvidarnos nunca que tierra somos y a esta volveremos
Sentid sus manos entrecalladas
El silencio que no se nota.
Oled su vejez en vuestras manos
El pasado en sus surcos morenos
Tierra de vuestros abuelos,
Tierra de vuestros padres,
Tierra de vuestros hermanos.
Tierra de antepasados.
Como agricultor que coge el azadón
Sabiendo que de su sudor saldrá
Miles de sueños, con forma de flor
Esfuerzo que sale de la misma piel.
Abuelo, que orgulloso me siento
Al labrar esta mi tierra.
Pensando en tu recuerdo
Siempre aun latente.
JOSE PEDRO.
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