01 febrero, 2012

CAJERO DE MERCADONA

    Víctor siempre había deseado aquel puesto, CAJERO DEL MERCADONA.
Por fin estaba allí sentado, con todo su lección  aprendida, exhibiendo su mejor sonrisa, peinado como su madre le había enseñado, con su traje planchado y replanchado, sus manos y dedos estirados, (desde ayer llevaba haciendo ejercicios, no vaya a ser que le diera un calambre en pleno trabajo), el teclado en su sitio, la cinta bien colocada, y la voz de su ayudante colaborador, diciéndole que tranquilo, que no pasa nada.
Su primer cliente.
 El sudor le empañaba las gafas, tranquilo, tranquilo, se decía a sí mismo, cogiendo los artículos, como si pelotas de balonmano se trataran las fue lanzando carril abajo, ya esta, ya esta, prueba conseguida, era su puesto, sabía que estaba preparado para ello, sería el mejor Cajero de Mercadona, ese sería su principio, y sabia que poco a poco sabrían de su valía, y ascendería como asciende la misma espuma.
Las horas se le hicieron minutos, y los minutos segundos, lanzando una y otra vez los artículos, atendiendo a sus clientes de forma maravillosa, y en pleno éxtasis cajeril, ve venir a su Señor encargado.
-      A ver Señor Víctor.
-      Dígame, (enseñando los dientes, en una sonrisa que había ensayado una y otra vez delante del espejo).
-      Hoy toca crema depilatoria.
-      Como señor encargado.
-      Si cuando vengan los clientes a pagar sus productos, tu debes de enseñarles las maravillas de este nuevo producto de nuestra Gran Casa, la nueva crema depilatoria Delipus, apta para todo tipo de piel, piel seca, piel joven y hasta la piel desgastada.
-      No le entiendo Señor encargado
-      Ande señor Victor no sea tímido.
-      No, si tímido no soy, es que eso nos habían enseñado esto y no sé si estaré preparado para ello.
-      Lo está señor Victor, lo está, de eso estoy seguro.
Y dándome una palmada en la espalda, me deja junto a la caja esa crema depilatoria, para ofrecérsela a mis clientes.
El primer sujeto, se estaba acercando a mi caja, un señor grande, gordo, con bigote, después de lanzar todos sus productos cinta transportadora abajo. Le miro a los ojos y le digo:
-      No querrá el señor una estupenda crema depilatoria, para todo tipo de piel, seguro que el señor tiene por allá abajo tanto pelo como por aquí arriba.( Digo, yo improvisando)
El señor, se echa la mano a la cabeza.
-      Dígamelo otra vez joven.
-      Nueva crema depilatoria Deliplus, para todo tipo de piel, piel seca, piel joven y estoy seguro que le viene bien hasta usted.
-      Como dice .
-      Nueva crema depilatoria Deliplus, para todo tipo de piel, seguro que debajo de toda esa barriga se esconde multitud de bello, que con esta insuperable crema depilatoria Deliplus, estará usted mejor si cabe.
El señor cliente se empieza a poner de color rojo tomate en oferta, coge el producto ( yo pensando que había vencido), cuando en señor cliente me arrea con el producto en la cabeza y posteriormente me lo echa por encima,  perdiendo en ese momento toda la noción de mi existencia.
El despertar fue casi inmediato, como me dijo el Señor encargado, allí estaba yo el primer día de trabajo, sentado en la sala de recuperación, con mi jefe mirándome de arriba abajo.
-      Ya estoy dispuesto para volver a mi sitio, Señor Encargado.
-      Espera, hijo, espera.
-      No, si no me encuentro nada mal.
-      Yo creo que deberá esperar un tiempo
-      ¿ Un tiempo para que ¿
-      Mírese en el espejo.
Viéndome así rapado, mirándome en el espejo, me echo las manos a la cabeza y delante del señor encargado, pierdo otra vez hasta el conocimiento.

                                                                              JOSE PEDRO.

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