Carraspea por la ventana la muerte.
Aguardo quieto aun sabiendo que viene a por mí.
Pétreo, callado, oculto por el silencio.
Queriendo que en este instante fuera de un blanco intenso.
La respiración se olvidó en un instante infinito....
El frío corpóreo se adueñó de mí.
Un sudor helado, llegó a recorrer toda mi espalda,
Mientras afuera el aire se olvidó de fluir.
Permanece quieta la negra muerte.
Única verdad que ahora me importa.
Unos dedos secos seccionan mi garganta.
Gorgoteos de sangre que brotan sin fin.
Caigo pesadamente sobre la alfombra.
Siento mucho frío, estoy terriblemente helado.
La muerte, esa negra dama, se ríe de mí.
Aparto los ojos para no mirarla.
Cerrándolos para siempre, dejándome morir.
Veo mi cuerpo ahí tirado, siento tristeza de irme así.
Mientras su mano carente de lástima y de tacto tira irremediablemente.
¡Será este mi fin!
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