Hace tiempo, escribí un artículo de una conversación con un padre de la parroquita de San Andrés, Don Lorenzo.
Pues bien este señor, se jubilo, después de 78 años dedicado al sacerdocio, después de conseguir del anterior Papa, la mención honorifica de obispo de Madrid, pues bien este jubilado, después de luchar toda una vida, ahora le podemos encontrar en la colonia que está enfrente del Alcampo de Vallekas, con una jubilación ( La que le corresponda ), viviendo con lo justito, pues él no quiere nada mas, de vez en cuando va a dar alguna misa a su Parroquia de siempre y con la cabeza bien alta, pues en sus cosas el siempre ha intentado hacerlo lo mejor posible, o como Dios le ha dado a entender.
Mientras su Jefe actual decide retirarse por razones que nunca nos enteraremos en una especie de palacete, a tutiplén, olvidado de Dios o mejor dicho, a lo mejor Dios se olvida de él, y nos deja a todos tranquilos.
También existe las desigualdades sociales, en la clase clerical, si se repartiera parte de las riquezas entre todas las personas que verdaderamente lo necesitan seguramente Dios estaría contento y ganarían en adeptos, mientras haya estas desigualdades y los que están arriba necesiten de los que están abajo, pues nunca avanzaremos.
¿ Acaso no somos todos iguales ante los ojos de Dios ?
- Pues va a ser que no.
JOSE PEDRO PORRAS
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