El jueves la vida me dio un ostión que aunque
intente escribirlo no me saldrá tan duro como lo sentí, pero he aquí esta breve
historia.
Tenemos la fortuna de que Alba es muy buena
en las matemáticas y se ha interesado
por ella un grupo de personas matemáticas que fomentan y cuidan a estos niños, aunque de
momento no sabemos para qué, pero lo importante es tirar para adelante y es lo
que hago aunque no sepa en muchos momentos ni qué hacer ni cómo hacerlo.
Este grupo de las mates se va de vez en
cuando a una cosa que se llama meeting, Toñi me lo ha explicado, pero lo que yo
siento es que Alba no está con nosotros y no puedo disfrutar de su sonrisa y
poco a poco se va separando, aunque sea ley de vida, duele bastante.
Pero bueno ahí estaba yo en la estación de
Atocha, acompañando a nuestra niña que se iba a ese meeting, durante todo el
puente de Diciembre y encima caro, ( pagado con la ayuda de su abuela Angelita,
sino de otra manera iba a ser bastante difícil llegar a donde ellos quieren ), los
otros papas, se notaban por la manera de hablar de sus viajes y de lo que
habían hecho con sus niños que todos ellos habían cogido el Ave, el avión y el barco en algunos casos.
Alba y a mi esas cosas sencillamente nos da
igual y las escuchamos como si viéramos una telenovela y simplemente fuéramos
los espectadores de ella.
Despedí a mi niña y me dirigí al autobús,
durante el camino tuve que aguantar a una mama de las del curso que se las daba de todo, y que también al
final iba a coger el autobús como yo, había estudiado dos carreras y que si su
marido era tal o cual cosa, que hay que ver los niños de hoy en dia lo
solitarios que se vuelven y que gracias a este grupo su niño ( mas pavo que el
pavo real ), había conseguido integrarse y relacionarse con los demás. ( Yo
aguante con una sonrisa en la cara, aun que por dentro se me estaba poniendo
una mala leche, aguante porque me dije a mi mismo que lo haría y lo haría lo
mejor posible ).
Después de esta sucesión papas, diciendo que
son los mejores y te lo voy a restregar por la cara, por fin llegue al 54 y
descansé.
Hay que ver la cantidad de tiempo que pierde
la gente con los móviles y como se evaden gracias a este invento, pues desde
que el mío sigue arreglándose en el servicio Samsung me voy dando cuenta de lo
pillada que está todo el mundo con el movilito, desde la ama de casa, el
estudiante, el currito de apie, cualquier persona tiene su móvil y toda la vida
circula atraves de él.
Todos menos yo, que no lo tengo y cuando me
lo arreglen no sé si lo activaré, pues como dice mi compa, lo bien que vivo
desde que no tengo internet.
Las paradas pasaban delante de mis ojos, y
aprovechaba cualquier momento para idear nuevas historias, con un montón de
situaciones que se pueden presentar durante el viaje en el autobús. Cuando
llegando al hipermercado de vallekas entra una abuela con sus dos nietos, uno
de ellos en carro y el otro de 4 añitos, con una pinta de pobrecillos, que daba
lástima verlos.
Yo después del trauma del meeting, estaba
bastante insensibilizado todavía y al ver esa imagen me impacto, era como pasar
de un mundo a otro en el intervalo de una parada de bus.
La abuela sujetaba el carro y el otro nieto
se mantenía en pie como podia. Cuando le dice a su nieto mayor, que en la
próxima parada se siente a mi lado, la sensación de verdadera lástima era tal,
que se me llenaron los ojos de lagrimas y sujetando el brazo del niño lo senté
a mi lado, en ese momento si hubiera tenido un bocadillo se lo habría dado,
pero solo tenía un caramelo que me habían dado en el trabajo, el cual pidiendo
permiso a la abuela se lo di.
El niño agarro el caramelo y le falto tiempo
para terminárselo, en eso que la abuela se da cuenta del hambre que tiene la
criatura, y le dice, a su nieto que no se preocupe que ya estamos cerca de
casa, aunque el autobús ha tardado mucho y solo le dará tiempo a comer un
bocadillo, y ella no comerá nada otra vez.
Sonaba tan amarga la voz de esa abuela, que
el corazón se me puso en un puño y sentí que el tiempo se paraba alrededor,
contemple las manos de esta criatura de 4 añitos, y vi la triste realidad de un
niño envejecido, la necesidad y la falta de lo más necesario se sentía.
Nuevamente las lagrimas brotaban sin querer,
e intentado sonreír, estuve hablando con el niño haciendo alguna gracia, pues a
mí eso de los niños siempre se me ha dado muy bien.
Llego el momento de que se bajaron del
autobús, le ayude como pude a que no les pasará nada, pero la vida es así y
alguien desde algún lado me había soltado una buena ostia para que me diera
cuenta de lo que tengo y de lo mal que lo están pasando muchas personas de mi
alrededor.
Lloré, fue unas lagrimas silenciosas y aun
ahora siguen doliendo, como unas personas pueden tener tanto y otras personas
tan poco, a fecha de hoy la diferencia social cada dia se va haciendo más
patente y solo acabamos de empezar.
¿ Hasta dónde llegaremos ? .
JOSE PEDRO PORRAS.
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