14 octubre, 2015

PEQUEÑA GOTA



La furiosa tormenta, se olvidó de que para que ella existiera, debería antes aparecer una pequeña gota de lluvia. Pues sin un principio, nunca puede haber un final.
 ¿Lógico, no?
Pues la tormenta con sus rayos y relámpagos creció tanto y su egocentrismo fue tal, que se olvidó de la triste gota para poderse realizar. Pensando que ella era única y para nada necesitaría la ayuda de una diminuta gota.
Esto llevó a un desorden en la vida humana,  las personas dejaron en ese momento de tener lágrimas en su corazón, pues no era ya necesario llorar para poder sentir,  llenándose sus vidas de una monótona tristeza.
La risa quedó olvidada en algún rincón, con miedo y temor a ser devorada por esta sin razón. Junto a la pequeña gota de lluvia que temblaba a su lado.
Pero algunos corazones, previstos de una coraza anti depresiones, fueron poco a poco latiendo y se buscaron unos a los otros, para poder latir juntos. Rompiendo así el miedo a una derrota por parte de tanta intransigencia y tan mal humor.

Para que el amor exista, debe de haber una chispa.
Ese chasquido de Dos Mundos que se juntan
Se puede llegar a escuchar en todo el Universo
Pero de la misma manera se pueden callar.

Ese silencio puede llegar a ser tan doloroso
Que después de una vida, seguirá escogiendo
Como una herida mal curada
Que nunca se llega del todo a cerrar

La des-unión puede ser tan dura
Que ese silencio, calle el estallido del propio Universo.

Pero de igual manera como una vez explosionó, volverá a buscar a alguien que haga que su corazón se mueva.
El Universo está en constante movimiento y jamás se llega a parar.
Solo es el lapsus de tiempo, el dolor, el sufrimiento  terrestre, este llega a  relantelizarlo, pero nunca a pararlo.
Pues es sabido, que siempre habrá fuerzas emocionales dispuestas a volverlas a agitar.
Nunca será igual, pero será posible que nuestro corazón no se pare y siga bombeando.
Pues el misterio que une a dos personas dentro del círculo del Amor, nunca se ha llegado a explicar.
Amar es tan sencillo y a la vez tan difícil, que bastará una simple gota de lluvia para poder explicarlo.


José Pedro Porras Cano.

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