29 abril, 2013

RECUERDOS DE LA REVOLUCION COMUNERA.




MAS DE 6.000.000 SEÑOR RAJOY.

Comentario:
La historia se repite, y la gente se echa a la calle para defender lo que es suyo, pero siempre esta el que manda que al final puede con la insurreccion del pueblo, que defiende lo que es suyo.
Estamos en un momento de incertidumbre, donde para nada vale que la gente salga a la calle, pues el gobierno no les hace ni caso, pero hasta donde durara esta sordera generalizada.


Asambleas representativas. La democracia directa.


Poco después, los rebeldes nombraron a las nuevas autoridades que habrían de regir la ciudad del Eresma, y éstas escribirían poco después una carta al regente Adriano de Utrech, en la cual aseguraban que ningún segoviano había participado en los asesinatos de López Melón, Portalejo y el Procurador Tordesillas, que habrían sido perpetrados por forasteros indeseables. Toda una provocación que no tardaría en suscitar las iras del Arzobispo Antonio de Rojas, presidente del Consejo Real y fiel partidario de la causa del Emperador.
Con el triunfo del movimiento comunero en Segovia, el regimiento tradicional fue sustituido por una forma de gobierno más representativa: la Comunidad. Ésta se organizó en la base como una democracia directa; y los regidores que se adhirieron al movimiento comunero (todos menos tres, aunque ninguno de éstos se hallaba presente en Segovia) continuaron formando parte de la asamblea municipal, quedando a su cargo la gestión de los asuntos administrativos rutinarios, en tanto que se les dejaba al margen de las responsabilidades políticas y de todo poder de decisión. Dos nuevas categorías de representantes pasaron a formar parte de la asamblea municipal: los portavoces de los “estados tradicionales” (clero, caballeros y pecheros) y los miembros elegidos directamente por la población (los diputados, a razón de dos por “colación). Son estos diputados los que constituyen la originalidad del movimiento comunero en la base. Mientras los regidores quedaban relegados a funciones secundarias y los representantes de los “estados” no ejercían más que una labor meramente simbólica; los diputados fueron quienes detentaron los más amplios poderes. Así formada, la asamblea municipal se reunía de manera regular, siendo presidida por el sacerdote Antonio Meléndez (nombrado por decisión popular).
Además del Concejo municipal, existió un organismo más restringido: el Consejo o Junta de Guerra, que tenía tendencia a ir concentrando todos los poderes sobre los contingentes militares. Era esta corporación quien los reclutaba, pagaba, daba órdenes directamente y exigía informaciones sobre la situación.
La intervención de las gentes de Segovia en la vida política se realizaría gracias a la institución de los diputados, elegidos y revocables; y sobre todo mediante las asambleas de barrio, cuyas reuniones se hacían a intervalos irregulares y debido a circunstancias diversas. Unas veces se trataba de simples reuniones informativas en las que los diputados daban cuenta de su mandato o exponían los problemas generales; y otras, se invitaba a los segovianos a pronunciarse sobre una cuestión o a expresar su voto sobre algún aspecto propuesto por la asamblea. Los diputados eran los encargados de convocar estas asambleas, mediante el tañido de campana, que (por lo general) se celebraban en la parroquia de cada barrio.
La vida política de la Comunidad segoviana, a través de la Junta local y las reuniones de barrio, era de gran originalidad: junto a reminiscencias medievales aparecían tendencias más modernas, un intento de democracia representativa a través de los diputados electos. Los comuneros trataron de poner fin a un sistema de gobierno municipal que reservaba el poder a un grupo de privilegiados... Pero la derrota de Villalar acabaría con esta interesante experiencia, y el Concejo municipal volvió a quedar en manos de la oligarquía urbana.



Mas que nada en estos momentos, me siento Comunero. Viva Castilla.

      JOSE PEDRO PORRAS.

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