23 abril, 2013

ANTIMOVIL



Documento en contra de las dichosas maquinitas que a todos nos come el tiempo

No puedo tirar el móvil, pues me sirve para trabajar, pero poco a poco, le puedo ir anulando funciones, para depender lo menos posible de Él.
Está ahí, en el cajón y se ríe de mi, sabiendo en todo momento que al final voy a necesitar de Él, aunque no sabe que mis deseos, es todo momento apagarle y que no vuelva a sonar y que la gran conexión a internet no funcione, para no estar pendiente de si me contestan o no.
Asi que poco a poco, voy examinando las posibles dependencias hacia el Endemoniado chisme y me doy cuenta de que puedo ir anulando algunas funciones.
Empiezo por las páginas de enlaces a materias diversas, pues mientras que leo o veo cualquier artículo, no disfruto de leer un libro como Dios manda, o pensar en lo que voy a escribir. Asi que cierro todas las páginas innecesarias, dejándolo solo con otras cosas.
Después de un tiempo lo vuelvo a mirar, y veo que sobran dos cosas importantes que me tienen atado y siempre espero o recibo cualquier mensaje, que siempre parece importante, pero no lo es de verdad, el wasap.
Averiguo como darme de baja de Él, y acierto, ya no tengo wasap, a partir de ahora, si me quieren localizar que me llamen o me manden un mensaje y seguro que les responderé lo antes posible.
-      Uff que alivio, una cosa menos, por la que preocuparme.
Pasa el tiempo y no me encuentro de momento lo libre que debería, lo miro, lo remiro y sobran más cosas, de las cuales sin querer me están creando dependencia.
Los juegos online, variados y de todos los gustos, me despido de todos los contactos y cierro todas las partiditas, que tantos ratos me han llenado.
-      A partir de ahora, si quiero jugar, cogeré a mi niño y jugaremos juntos, que mola mas.
La libertad, se hace latente, pero aún queda un último paso, el face, después de mucho deliberar, busco en internet como borrarme de Facebook y sigo al pie de la letra como dejar Ok a este cacharro endemoniado, que tanto tiempo me ha quitado. Dependencia de todas las personas que  pegadas al móvil, noche a noche me responden y chatean conmigo, sin dejarme ocuparme de mi Toñi y de charlar con ella, pues veo que poco a poco nos dedicamos menos tiempo y ni siquiera vemos una peli juntos, pues claro está antes están mis amigos del face.
Aliviado doy al botón de confirmar y ya no soy del Face nunca más.
Miro al móvil y sonrió, por fin no me queda ninguna dependencia de Él, he ganado y por fin el móvil solo vale para lo que siempre ha valido para llamar y que nos llamen.
Pero solo por putear a esta maquinita, decido solo tenerla conectada, cuando estoy trabajando y el resto del tiempo, le doy al botón de apagado, para que descanse en paz en el fondo del cajón.

                JOSE PEDRO PORRAS.

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