13 marzo, 2012

CARTAS ENCADENADAS

Me han mandado esta carta, que corre de gmail en gmail, a ella la quería adjuntar una historia real que me ha mandado un colaborador, la pondré después.

Trabajo desde hace 14 años en I+D y desde hace 10 años lo compatibilizo con unas horas semanales de profesor en la universidad. Me esforcé de niño y adolescente en intentar aprender, sacar buenas notas y pasarlo bien. Me esforcé en la universidad para sacar la carrera y pasarlo bien. Me esforcé luego dando clases particulares y continúo ahora esforzándome en mis dos trabajos. Hace 10 años, junto a mi pareja, compramos un piso que entraba dentro de nuestras posibilidades. Ahora, tras 10 años de esfuerzo, hemos ahorrado el dinero suficiente para pagar lo que nos queda de hipoteca. Llevo años esforzándome y nunca he vivido por encima de mis posibilidades. Podía permitirme coches más caros pero no los he comprado, nunca he pedido un crédito para irme de vacaciones, reformé mi piso cuando tuve dinero para hacerlo. Me esfuerzo en educar a mis hijos lo mejor posible, los llevo a la escuela pública y me esfuerzo en la asociación de padres para ayudar a mejorarla. Cuando mis hijos enferman los llevo a la sanidad pública y si me queda jarabe en casa le digo al médico que no me haga una receta que no necesito.
> Ahora estoy a punto de quedarme sin trabajo gracias a los que han vivido "por encima de nuestras posibilidades". Ahora me piden "un esfuerzo más". Yo siempre he pagado puntualmente la hipoteca y lo sigo haciendo así que no he hundido a la banca. Yo no he hecho bajar la Bolsa, no he hundido los mercados, no he inflado la economía, no he especulado con la vivienda, no he organizado carreras de coches en mi ciudad, no necesito un aeropuerto sin aviones, no tengo yate para ver la salida de la Copa América, no he ido nunca a ver la ópera en el Palau de les Arts. Yo no he deteriorado la escuela ni la sanidad pública, no he tenido becas ni subvenciones, no he cobrado nunca el paro ni he provocado déficit al Estado, la autonomía ni la Seguridad Social. Yo no conozco a Moody's, Fitch ni Standard & Poor's pero sí conozco a los que vivieron por encima de mis posibilidades. Yo no les voté, a mí no me representan.
>
> Soraya, el esfuerzo se lo pides a ellos.

Hola, José PEDRO, Me refiero a ti de forma anónima, para que esto lo puedas publicar en tu blog, pues me ha gustado desde un principio:

Tú ya sabes mi situación, madre de dos hijos, sin trabajo y aguantando a duras penas para poder pasar el fin de mes, al cual siempre llegamos aunque sea arrastras, mi marido se esfuerza todo lo que puede pero siempre surgen gastos de última hora lo cual dificultan y mucho llegar a tan estimado final, cuando nuevamente cobramos, el dinero se lo lleva el banco y otra vez a vivir de manera ajustadísima para hacer otra vez lo mismo.
Este mes se presenta de lo más duro, pues los niños necesitan cada vez mas y mi marido  unas zapatillas de deporte pues ni las  tiene.,  así poder andar conmigo, pues hace tiempo que dé el gimnasio ni hablamos, se han sumado tanto gastos, que otra vez estamos con la soga al cuello, aun así con mucho ánimo y alegría que siempre nos dan estos pequeñines.
El caso y no me enrollo mas, fue esta mañana, cuando esperando a mi marido enfrente de un Carrefour, para que me llevara al médico, salió una muchacha de este supermercado, arrastrando un carro. Lo primero que pensé es que hace la pobre con ese carro de reparto a domicilio pues no puede ni con él, cuando fue mi sorpresa cuando se dirigía con ese pedazo de carro hacia los cubos de basura, yo decidida me dirigí a ella.
-          ¿ qué va ha hacer con todo eso ¿
-          Pues tirarlo, y me da una pena, pues están algunas cosas que se pueden utilizar, con el hambre que hay hoy en día.
-          A ver déjeme ver.
( Un mundo de posibilidades se habría ante mí, viendo la cantidad de comida que iban a tirar en ese momento, no sé qué impulso me llevo a pedir algunas cosas para poderlas aprovechar )
Entre unas cosas y otras llene mis manos de multitud de artículos caducados, que iba dejando en mis pies, ¡ Qué vergüenza verdad ¡
Mi marido llego casi inmediatamente, y sin preguntar abrió su maletero, y yo también sin querer mirar a sus ojos, deje el fin de mes en el coche.
Sabes una cosa la vergüenza se la llevo el hambre en la boca

Gracias, por dejar publicar esta carta.
                                                                                       COLABORADORA.



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