Intentando no sentir nada
Como brisa que lleva al océano
Como arena que lleva el viento
Como el ultimo trino del ruiseñor
Se mueve danzarino mi cuerpo
Intentando ser el ultimo de tus polvos
Intentando perderme entre tus labios
Cerrados de tanto sentir y amar
Perdido entre las profundidades de tu sexo
Quieto, ahora dormido de tanto gozar
Se pierde mi mano cuarentona
Pidiendo aun mas, dame mas.
Impávida, sin mostrar ningún interés
Permaneces tendida, ¡ A ver que se le ocurre a usted¡.
Mientras mi pene se hiergue orgulloso
Pidiendo más placer
Ser devorado por esa boca
Ser comido una y otra vez
Ser poseído por esa diosa
Que fríos están hasta sus pies
Estiro mi mano, acariciando su cosa
Pero ella quieta permanece
Fría tiene toda la piel.
Ni fu, ni fa, dormida esta
Aburrido, con este mástil tan alto
Uno a uno mis dedos se deslizan
Aprechurrando sus senos
Pero esta vez, no suena (- ¡ Estate quieto ¡)
Mis manos vuelven una y otra vez
A acariciar, esa parte única del deseo
Que extraño me parece, no sentir su deseo
Magreo y sobeteo. Nada
¿ Se habrá muerto ¿
¿ se estará haciendo el árbol quieto ¿
La inspiración se baja,
¡ esta frio su cuerpo¡
Quien podrá amarla de nuevo.
Un escalofrio recorre todo mi cuerpo
Yace tendida, tendida yace.
¡ Que silencio tan espeso ¡
La muevo, la zarandeo
Despierta, mi amor de tu sueño
Vacio quedo mi alma,
y seco su cuerpo
una lagrima cae redonda al suelo
se oye la explosión hasta en el firmamento
me quedo, quieto, quieto, muy quieto.
Queriendo morir, contigo,
Silencio, quieto, quieto silencio.
Dormida después de amarte,
Me vas a matar, lo siento
Descansa el cuerpo sofocado
Y con la muerte llego el silencio.
Quieto.
JOSE PEDRO PORRAS.
Esta poesía, me salió con una imagen mirando al mar, y como la brisa envolvía todo mi cuerpo, para nada pensé, lo que iva a salir y salió.
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