Como cada Semana Santa recibimos la llamada de mi suegra indicándonos sí no vamos a ir a ninguna procesión, pues aquí mismo las había y muy bonitas.
Otra vez uniendo a la familia.
En la familia de mi mujer son todos muy católicos y algunos practicantes aferrimos y como me ha enseñado la mía, hay que saber respetar a todo el mundo a los que creen y a los que creen pero de otra manera.
Voy a explicar la mía para quién la quiera comprender:
Sí alguna vez has tenido la ocasión de acercarte a alguna procesión habrás visto lo cerca que están en esos momentos de Dios, acarreando cual mulas de carga encima de sus espaldas, vemos a imágenes llenas de dolor que cautivan la retina de quién estamos padeciendo el martirio de verlo, cuan lejos nos hallamos de la verdadera interpretación de las palabras de Dios, en ningún momento dijo que debiéramos de sufrir por El, ni que arrastráramos la pena de su Hijo, por calles, plazas, aldeas.
Cuando yo veo a Dios, lo veo al lado del Hombre en su quehacer diario, el sus buenos ratos y como no también en los malos, dispuesto a Ayudar sí hace falta, queda muy lejos de ese Dios que nos venden engalanado y esa Virgen tan llena de joyas y tan difícil de acceder para el ser Humano.
Hagamos a Dios más cerca de nosotros pues sí verdaderamente le queremos El siempre estará allí a tú lado.
JOSE PEDRO.
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