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Como últimamente hemos dejado la cervecita, pues lo primero que está muy cara y lo segundo que tiene muchos gases, por lo cual lo hemos cambiado por otras bebidas, las cuales nos hacen pasar momentos de mucha risa, aunque este que aquí os cuento, se lleva la palma.
Resulta que para este fin de semana había pillado una garrafita de vermut de Reus, el cual me vendió un cliente a buen precio.
Pues bien, esta garrafita tiene un difusor, muy simpático, tan simpático que a nuestro Héctor, le hizo muchísima gracia y claro está lo tenía que probar.
Llego el momento del vermut y Toñi y yo dejamos de hacer nuestras respectivas tareas, para sentarnos el uno junto al otro, partimos unas rodajitas de limón y con mucho hielo nos fuimos a preparar nuestra bebida.
- ¡ Papa ¡!, para que te lo echo yo.
- Hombre Héctor, que esto no es para niños
- Anda, no seas tonto, deja al niño que te ponga el vermut
Pues efectivamente el niño sabia ponerlo y muy bien, anda que si le viera su abuelo, que orgulloso se sentiría del chaval.
Pues efectivamente el niño sabia ponerlo y muy bien, muy bien, muy bien, una y otra vez, y ahí nos tenias a los dos, mirándonos y viendo como el niño se levantaba una y otra vez rellenando el vaso, hasta que mama y papa, ya no podían mas y esta vez gracias al Héctor o con las gracias de Héctor, cogimos unas buenas risas o un pedo de vermut que nos dejó cao y derechitos a la cama.
Gracias Héctor.
JOSE PEDRO PORRAS.
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