07 junio, 2015

EL DEMONIO NOS MEA ENCIMA




Hace mucho tiempo que no me meto en cuestiones de Política, pero vengo dándole vueltas a una cosa que este articulo pesado me ha demostrado.
Todo lo que nos está ocurriendo está de algún modo premeditado y está basado en movimientos mera mente comerciales.
Somos como siempre he dicho pequeñas hormiguitas, que alguien se está dedicando a mear  para así controlarlo mejor.
Si nuestros sistemas empiezan a fallar y el mero hecho de subsistir es lo que cuenta, pues aceptamos cualquier cosa, agachamos la cabeza y tiramos para adelante con lo que nos echen, pues desgraciadamente nos han sabido bien cargar con cosas inecesarias muy variadas y de toda índole y para sobrevivir y llegar a fin de mes cualquier cosa nos  puede valer.
Este pensamiento aplicado a una nación, a un país, también es válido, pues poco a poco sus dirigentes se están quedando sin capitalización y dependen en casi toda su medida a lo que digan los bancos y al final es siempre ellos el Poder Económico el que dirige todo, me da igual que salga Pepito, o Menganito, nos da absolutamente igual, porque no hay dinero y nos hace falta para seguir adelante, cada uno dentro de sus posibilidades.
Entonces vienen las Grandes Mentes Pensantes y dicen: Vamos a desestabilizar la Economía Mundial y así hacer con Todo, lo que nos dé la gana.
Después de leer estos tediosos artículos, te das cuenta de que para nada estaban desencaminados mis pensamientos y que al final harán con el Hormiguero Mundial lo que les venga en gana.
Mucho peor que si nos hubiera ocurrido una Guerra Mundial, es simple, destrozamos Todo, a nosotros no nos pasa nada, pues solamente dejamos de ganar más dinero, pero eso sí, para luego duplicar o quintuplicar nuestros ingresos, a costa del hormiguero o de lo que quede de él, ¿ para qué destrozar las infraestructuras, edificios, carreteras y todo lo que han construido?, si con eso no vamos a ganar más, será mejor hundir El Mundo, darle donde más le duele, para luego satisfacer nuestras necesidades increíbles de dinero.
El Demonio se vistió de Dinero y nos está meando encima.

José Pedro Porras.

Más que un tratado parece por tanto un lienzo, un panel de nuestros miedos presentes y futuros. Como en un cuadro de Goya, sus detractores invocan en él los desastres de la era moderna: precariedad, privatizaciones masivas, alimentos transgénicos, fracking, cesión de la soberanía, productos prohibidos (como el pollo clorado), dumping social (o cuando una empresa puede contratarte en tu país bajo las reglas laborales de un socio con menor protección social), energías sucias, malestar animal, desprotección del consumidor, destrucción de la pequeña empresa al no poder competir contra gigantes, pérdida de negociación de los sindicatos...


El objetivo del tratado TiSA sería el de controlar y coartar la libertad legisladora de los Estados y las instituciones (desde Ayuntamientos a colegios profesionales) contra todo aquello que pudiera suponer un impedimento para los negocios de las multinacionales del sector Servicios.

Una de las cláusulas del tratado exigiría que los gobiernos informaran de cualquier plan legislativo, leyes o normas que pretendieran aprobar con antelación al resto de países del acuerdo, de forma que las multinacionales podrían conocer sus planes y pedir explicaciones (que los gobiernos estarían obligados a dar por escrito) y lo que permitiría que las empresas afectadas pudieran tener tiempo para reaccionar y presionar en contra de esas legislaciones.



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