Tendida sobre la mesa
Dispuesta para comer
Recubierta de tierra
Sobre un sucio papel.
Cierra los ojos, espera.
Dulce es el placer
Que nos aguarda en la cena.
Para podérnosla comer.
Esperando la navaja
Que la quite hasta la piel.
Se humedece y suda.
Placer, amargo placer.
Como cortan las cuchillas.
Dejándola sin piel.
Pasó de marrón a amarilla
Exquisita su desnudez
Arañada, sajada o cortada
Suda, jadea, se excita.
Descuartizada sobre mi tabla
Su dura pelea no valió para nada.
Le rebanó el cuchillo
En trocitos la sesgó.
Y ahora anda despatarrada
Envuelta en agua y sudor.
La sal abrirá sus carnes
Esperando la calor.
Ardiendo estará el aceité
Que desdibujara su color
Pasando de blanca a tostada
Endulzando su insípido sabor
Para acabar destrozada
Entre mis furiosos dientes
Quedó mi lengua esponjosa
Disfruté de su sabor.
Que buenas están las patatas
Y la madre que las partió.
José Pedro Porras Cano.
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