Perversa mirada.
Cae delicadamente
la mermelada de fresa de los dedos de aquel pequeño, que hambriento devora
su crujiente tostada.
Su madre se acerca
con cariño a su hijo y se lleva suavemente sus deditos a su boca pintada de
rojo carmín, succiona insistentemente hasta dejarlos limpios, después sonríe y
le besa en la mejilla.
José Pedro Porras Cano.
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