Mi opinión:
Otra vez Jesús cerrará
los ojos y llorará por la vergüenza de los representantes de su Palabra en la
Tierra.
Forrados hasta las
cejas y más gordos que los pavos de pascua. Seguramente este Papa dure bien
poco, pero está intentando mantener los destartalados pilares de la Iglesia en
pie.
Entre pedófilos, viciosos, adúlteros,
personas sin escrúpulos, mafiosos y demás vicios que el Diablo les ha dado, y
encima se creen representantes de Jesús, de su Voz echa realidad, de la
necesidad de un pueblo de creer en El, no en esta pandilla de degenerados que
se lo han sabido montar a consta del más necesitado, del más pobre, del que más
esfuerzo hace para entender su Palabra y seguir sus enseñanzas y encima va y
sale el articulo donde nos informan de que tienen el Banco más poderoso del
Mundo y encima no saben de dónde ha salido tanto dinero.
¿Se lo habrán
robado al Pobre?
Comentarios:
Y el evangelio
declara que la vida eterna es la recompensa dada a los que valoraron la vida; a
los que alimentaron al hambriento, dieron a beber al sediento, hospedaron al
extraño, cubrieron al desnudo y visitaron al enfermo y al encarcelado; a los
que llegaron a identificarse con el reino de Dios y obran unidos con él en los
asuntos humanos. El desobedecer este mandato bíblico constituye una negación de
la fidelidad al reino y a su Rey
La simpatía de
Jesús por los pobres se demuestra vez tras vez en el Nuevo Testamento. Cierta
vez, Jesús contó la historia de un hombre rico que creía estar en crisis por
falta de graneros para sus cosechas. La pregunta que se hacía dejaba entrever
su gran ansiedad: “¿Qué haré, porque no tengo donde guardar mis frutos?” (Lucas
12:17). Este hombre próspero, que contemplaba la posibilidad de construir
graneros más grandes para almacenar su abundante cosecha, demostraba al mismo
tiempo su insensibilidad hacia las necesidades de los pobres. Sin embargo,
Jesús señala la verdadera causa de la crisis en su vida: el egoísmo y la
avaricia, pues podría haber solucionado sus problemas reconociendo su deber
hacia los pobres. Debía aprender la lección que Jesús enseñaba con mucha
claridad: que somos bendecidos para ser una bendición para otros y que es un
privilegio servir a los demás. Jesús llamó a este hombre un necio y enseñó que
la verdadera sabiduría se haya en ayudar a los necesitados.
Artículo:
El Mayor Banco del
Mundo
No uno, ni dos, ni
tres... El Vaticano ha descubierto “cientos de millones de euros escondidos en
cuentas de distintos departamentos” y en su banco, el siempre polémico
Instituto para las Obras de Religión (IOR). La revelación no procede de un
nuevo infiltrado al estilo de Paolo Gabriele, aquel secretario infiel de
Benedicto XVI que a mediados de 2012 puso al descubierto los grandes trapos
sucios del pequeño Estado, sino del mismísimo cardenal australiano George Pell,
prefecto de la secretaría de Economía de la Santa Sede. El también arzobispo de
Sídney no aclara de qué forma el IOR, que en junio ya había cancelado 3.000
cuentas sospechosas, ha regularizado tal fortuna ni la forma ni el motivo por
el que sus propietarios se habían sustraído hasta ahora al control del
Vaticano.
Según relata el
ministro de finanzas vaticano en una entrevista concedida al semanario
británico Catholic Herald, cuando por orden del papa Francisco empezó a hacer
zafarrancho en el IOR descubrió que, en contra de lo que en un principio se
temía, el banco no estaba en peligro de bancarrota. “De hecho”, explica el
arzobispo de Sídney, “hemos descubierto que las cuentas están mucho más sanas
de lo que parecía, y esto es porque algunos cientos de millones de euros habían
sido escondidos en cuentas particulares que no habían aparecido en el balance”.
MÁS INFORMACIÓN
Un papa que trine
y no que truene “La Iglesia ha hecho la vista gorda ante la Mafia “El Banco
Vaticano adelgaza para servir “solo a la Iglesia “El Papa somete al banco
vaticano a una ley de control y transparencia
Aunque Pell admite
que, durante décadas, personajes “sin escrúpulos” se han beneficiado de la
“ingenuidad financiera” del Vaticano para blanquear dinero sucio, la
explicación que ofrece del sorprendente hallazgo es otra, aunque tampoco
demasiado inocente: “Las congregaciones, los consejos pontificios y
especialmente la Secretaría de Estado se han beneficiado y han defendido su
independencia. Los problemas se discutían en casa… y eran muy pocos los que
sentían la tentación de decir al mundo lo que estaba pasando, a excepción de
cuando necesitaban ayuda”.
Traducido al
lenguaje del Borgo Pío, el barrio anexo al Vaticano donde los cardenales solían
darse a la buena mesa hasta que Francisco instauró el menú del día, vienen a
significar dos cuestiones igualmente graves. La primera es que las distintas
familias de la Iglesia son más celosas del secreto bancario que del de
confesión. Solo ahora y a regañadientes, ante la amenaza cierta de Francisco de
llamar a los guardias, han tenido que sacar a la luz sus respectivas —y en
algunos casos muy bien nutridas— cuentas corrientes.
No hay que olvidar
que una de las primeras medidas de Jorge Mario Bergoglio fue la de impulsar la
limpieza de las casi por definición oscuras finanzas del Vaticano. Según
Francisco, el IOR no solo tenía que adecuarse a los requisitos internacionales
de transparencia, sino enfocar su actividad hacia la directriz de su
pontificado: “Una Iglesia pobre y para los pobres”. Y, como remacha el cardenal
Pell en su entrevista, “una Iglesia para los pobres no debería estar mal
gestionada”.
La segunda cuestión
no es menos llamativa, sobre todo por ser el máximo responsable de las finanzas
vaticanas el que la admite. “La Curia seguía modelos consolidados del pasado.
De la misma forma que los reyes permitían mano libre a sus gobernantes
regionales, príncipes o gobernadores con tal de que los libros de cuentas
estuvieran en equilibrio, así hacían los papas con los cardenales de la Curia
(y como hacen todavía los obispos diocesanos)”. Un desbarajuste que algunos,
como el ya célebre monseñor Nuncio Scarano, detenido en junio de 2013 por
blanqueo de capitales, supieron aprovechar muy bien.
De ahí que el Papa
creara a principios de este año la Secretaría de Economía, cuyo primer objetivo
era fiscalizar y reordenar todas las actividades económicas de la Santa Sede y
el Estado de la ciudad del Vaticano. A Pell, uno de los ocho cardenales que en
principio —más tarde se uniría el secretario de Estado, Pietro Parolin—
conformaron el llamado G-8 para reformar el gobierno de la Iglesia, le tocó
encargarse de las finanzas. Y una de las primeras cosas que concitaron su
atención —un australiano en Roma— fue que un simple mayordomo, Paolo Gabriele,
“pudiese disfrutar de pleno acceso durante años a información tan sensible” que
desencadenó un escándalo de la magnitud de Vatileaks. El cardenal Pell está
convencido de que los tiempos oscuros han pasado y que la situación financiera
del Vaticano, a pesar de los 24 millones de déficit, ya es la propia “de un
Estado del siglo XXI”.
Una Pena y una vergüenza.
Luego con estas cosas, ¿Cómo les voy a
enseñar a mis hijos La Palabra de Dios?
José Pedro Porras.
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