Sobre un cristal.
Sobre un cristal escribiré tú nombre y esperaré que el viento sople sobre él tú cara.
Me quedaré durante mucho tiempo mirando aquel vidrio que se ilumina con el Sol, sintiéndome encoger con cada minuto, con cada segundo que pase.
Dejaré que fragmentos de ese cristal se vayan poco a poco clavándose en mi mano, no duele… no pasa nada… es tan solo amor cristalino.
Amor cristalino será tú nombre mañana, hoy tal vez será esperanza o recuerdos tras un cristal.
Dejó pasar el día, preguntándome qué día será hoy y si llevo mucho tiempo aguardando tú llegada.
El cristal donde el viento escribo tú nombre es ahora parte de mis entrañas, no duele, no pasa nada.
Me encogí de dolor al llegar la madrugada, me miro en el espejo del cuarto de baño y no recuerdo mi cara.
Extraño, ¡Es todo tan extraño!
Cristales que se desvanecen al llegar la madrugada.
José Pedro Porras Cano.