EL TERRIBLE GATO.
CAPITULO 1.
En una bonita y preciosa casa, vivía Sofía.
Sofía, era una
niña muy dulce y buena, a la cual su papa quería mucho.
- ¡ Papa ¡!
- Si Sofía
- ¡ Papaíto ¡!
- Si, Sofiita.
- ¿ A quién quiere mucho, su niña ?.
- A su papaíto.
- ¿ Y qué le ha traído hoy su papaíto ?
- Una muñequita, que sabe hacer hasta las
tablas de multiplicar, para que no se canse mi princesa
- ¡ Qué asco !, que asco, que asco, que
asquito.
- ¿ Pero mi niña, si es una preciosidad ?.
- ¡ Qué asco ¡!, que asco, que asco y que
asquito.
- Pero mi amor.
- ¡ Qué no, papa ¡!, es que no te enteras,
que no quiero más muñecas.
- ¿ Y entonces que quiere mi princesa ?.
- Un perro.
- Pero si sabes que a papaíto, le da alergia
el perro.
- Un perro, grande, muy grande.
- Cariño, no prefieres otra cosa.
- ¡ Noooo,
jolines, que no !, siempre con la misma historia. ( la niña se pone a llorar de
manera intensa )
- Sofía, cariño, no te pongas asi
- ( Venga a llorar, como una magdalena
), Un perro Grande.
- Sofía, porfa, que me vas a hacer
entristecer
- Un perro, un perro, un perro y grande.
Lógicamente al final la estupenda niña
consiguió su objetivo y su queridísimo papa salió de casa derechito al
a. ( bar de la esquina a apagar sus ganas de
estrangular a la niña ),
b. ( a la tienda de animales a comprar el
perro más grande que hubiera )
c. ( a llamar a su madre para que le diera su
opinión )
d. ( a contárselo a su contacto Nacho, si
podía traerle del mercado negro algún perro gigante, digno de su queridísima
hija Sofía ).
D, la respuesta acertada fue la D, pues no se
podía esperar otra cosa de lo mucho que quería a su hijita Sofía.
- ¿ Un perro, tu estás loco ?.
- Y de los grandes.
- Sigues estando más loco si cabe, loco al
cuadrado.
- Muy grande.
- Si tu eres súper alérgico.
- Pero mi niña se merece lo que su papaíto le
pueda dar.
- Tono del culo, eso es lo que estas.
- Recuerda Nacho, necesito un perro Grande y
de los más Grandes que haya en el mercado. No me sirve cualquier cosa.
- Capichi, jefe, capichi, su señoría tendrá
el perro mas Grande del mercado, eso es cosa hecha.
- Gracias Nacho, tu estas en todo, ya sabes
que luego te doy la propina.
- Claro jefe, el gran generoso y grandioso
jefe del alma
- Menos peloteo.
Pasaron los días y justito cuando estaba
bañando a su Princesa, llaman al teléfono.
- Jefe, ya tengo al perro.
- Ya era hora, la niña no hace más que
preguntar por el
- ¿ Y de que raza es ?.
- Vitage.
- ¿ Y eso de Vitage, que es lo que es ?.
- Es una especie de león de las Antípodas que
está en peligro de extinción.
- ¿ Un león, para mi princesa Sofía ?, tú te
has vuelto loco.
- Loco, no se pero es una monada de
animalito, si usted lo viera.
- Tráelo a ver si a mi niña le gusta.
- En dos horas estoy allí.
Después de hablar con Sofía y dedicarle todo
el tiempo del mundo en cuidar a su criaturita, y aleccionarla de cómo cuidar a
un Vitage, la niña saltaba de locura y hasta nerviosito tenía al padre.
- ¡ Por fin, papa, por fin esta aquí !
- ¿ Dónde está mi querubín ?, ¿ Donde está la
dulzura de la casa ?.
- Aquí Nacho, aquí, en la cama , jugando con
mis cositas.
- Corre, ven a mis brazos, que veras que
cosita te he traído
- Guau, Quiero decir Grrrr.
- No querías el perro mas Grande del Mundo
mundial, pues en vez de un perro, aquí te he traído este Leoncito, que seguro
será el encanto de la casa.
- ¡ Te quiero, papaíto !, y mucho. ( dando
grititos y saltitos de alegría )
- Claro princesa, ya lo sabia
- Y a ti también Nacho, ( con un fuerte
abrazo ).
CAPITULO 2.
Los días pasaban y el Vitage cada dia crecía
un poco más, tanto como la ilusión de la niña, la cual compartía todo el cariño
con el felino, aunque ella misma se daba cuenta de que el amor que por el
sentía se podia hacer trizas, pues el león al crecer necesitaba libertad y poco
podia hacer una simple niña con la fuerza del Vitage.
- Princesita, ya casi no puedes con el León.
- Ya lo veo papaíto, es que se está haciendo
tan mayor.
- ¿ A quién quieres mas, a tu papaíto, o al
Minino ?.
- Hoy por hoy no sabría decirte.
- ¿ Como que no ? ( empezándola a hacer
cosquillas )
- A Ti papito, solo a ti.
- ¿ Sabes que puedo tener una solución a
nuestro león ?
- A mi león, dirás.
- Bueno, bueno, chismosa, a tu león.
- ¿ Tu
dirás ?.
- Hacerle una jaula.
- ¿ Como ?, ( la niña se quedó más blanca que
la leche merengada, y salió dando un terrible portazo )
Siguieron pasando los días y el animalito
crecía y crecía. Por fin Sofía entró en razón y le pidió una jaula a su papaíto.
Nacho se presentó el día siguiente con una
jaula reluciente que pusieron en medio del jardín junto a los nenúfares y allí se
metió el pobre Vitage, mientras la pobre Sofía lloraba y lloraba.
- ¿ Sabes que es lo mejor para ti y para el ?
- Ahí, encerrado. ¿ Tú crees que es lo mejor ?
- ¿ Pues no será mejor devolverlo a la selva ?,
de donde nunca debió salir.
- Entonces te quedarías sin él, ¿ y eso no lo
quieres, Verdad ?.
- Claro que no papaíto.
Ahí se quedo el pobre león, mientras Sofía crecía
y cada dia iba a darle su ración de carne al pobre felino que tristemente
devoraba detrás de los barrotes.
Dia tras dia, Sofía iba y le contaba sus cosas
y el león le escuchaba como siempre, con sus orejas bien estiradas, prestando
mucha atención.
- Solo tú me entiendes, solo tú. ¿ Sabes una cosa ?, mañana es tu cumpleaños y
mi papa te tiene preparada una gran sorpresa, ( mientras el pobre león la
miraba, con los ojos como platos ). Seguro que te gustará.
Llego el día de su cumple y el papaíto le había
comprado un exquisito pastel de carne elaborada por el más prestigioso chef de
toda la región.
- Dan ganas hasta de comérselo papa, muchísimas
gracias.
- Claro mi amor, ( achus ), pero esta alergia
nunca se me va.
- Tu tranquilo papaíto, y tomate las pastillas.
- Claro cariño, dáselo tu por favor.
- Gracias, papa, eres todo un encanto.
Ahí iba Sofía todo contenta con su pastel en
la mano, derechita a la jaula de su compañero, cuando tuvo una gran idea.
- ¿ Sabes una cosa ?, te lo voy a dar yo misma,
como cuando eras pequeño, seguro que así te gustara mas.
Abrió la puerta de la jaula y ¡ zas !, el león de un bocado se la comió, no
dejando de la pobre Sofía nada más que los huesos y su vestidito de color de rosa
que dejo colgado de los barrotes de su celda.
- Un bocado delicioso, por una vez esta niña
tuvo razón, ha sido el mejor de mis cumpleaños.
Moraleja: Por mucho que tengas adiestrado al león, nunca le des la
espalda, pues el animal es eso un animal y nada más, y en cualquier momento te
puede devorar.
PD: Que fácil es cogerle
asquito a niñas tan cursis y repelentes como esta, menos mal que se la comió el
león que si no me la como yo.
JOSE PEDRO PORRAS