Como cada año siempre necesitamos un
empujoncito para poder continuar en esta rueda que nos aplasta día a día y
confiamos un momento en la suerte, en el azar y compramos un decimito de lotería
para ver si nos toca y nos ayuda un poquito aunque sea.
Esta vez tuve un sueño en el cual vi hasta el
sitio donde iba a tocar y hasta el número y todo, así que después de sacar un
momento ( después de tres semanas frenéticas para poder terminar mi trabajo ),
me fui al bar donde pensaba que estaba ese número con el cual había soñado.
Entre en el bar y encima el dueño del
establecimiento me vacila ( mal empezamos, me digo yo, pero todo sea por una
buena razón, sigo sonriendo como si no me hubiera enterado ). Me fue a dar el número
del bar y ese no era el número que había soñado, era justamente el otro que tenía
en la puerta expuesta.
- ¿ Y ese otro no lo tiene?
- Pues ese no, pero seguro que este toca, ¿Lo
quiere?
- No, me gustaría comprar ese otro.
- Ese es de la asociación del barrio de
Lucero, creo que lo tiene la panadería de aquí al lado, dile que viene de parte
mía ¡A ver si hay suerte!
Pasé en la panadería de barrio, cutre como
ella sola, pero atendida por una españolita de a pie y con un montón de artículos
navideños comestibles, que se me hacia la boca agua solo de mirarlos ( pero
como este año, hemos decidido Toñi y yo no comprar nada de nada, para que Súper
Héctor, no sea más Súper, pues a aguantarse toca ), después de esperar la cola
religiosamente, pregunto por el número de la asociación y me dice que no lo
tiene, ( ¡Vaya por Dios, con la falta que nos hacía!), .
- Pero aquí está la presidenta de la asociación
y seguro que ella le puede solucionar el problema.
- ¡Menos mal!, porque vengo de parte de la
Señora Josefa que es una mujer de aquí del barrio de toda la vida, la cual no
ha podido este año venir a comprarla y desde hace 3 semanas me lo había encargado,
pobre mujer el disgusto que se va a coger ( Toma imaginación, improvisación,
teatro, todo un genio en el arte de vender ).
- ¿ La Señora Josefa?.
- Si seguro que la ve sabe usted quien es.
- Desde luego esta juventud no tiene tiempo para
nada y siempre se olvidan de lo más importante, todo el día corriendo.
- Ni que lo diga señora, todo el día
corriendo, no vea usted el trabajo que afortunadamente tengo y no he tenido un
momentito para el décimo.
- No sé si me quedará alguno
Abre su carterita
toda llena de gomas y de recuerdos y en la parte de atrás tiene tres billetes.
- Este es para la Juani, este es mío, este es
para el Señor Ángel, ¡ Vaya por Dios, ahora no tengo ninguno!
- ¿ Y cómo podría conseguir aunque fuera uno
tan solo?
- ¡ Hay señor, me está poniendo en un
compromiso, pero venga, venga conmigo que seguro que encontramos una solución.
- La señora Josefa se lo agradecerá.
Me dirigí junto a la presidenta de la asociación,
( dejando la furgoneta mal aparcada y nervioso, pues tenía una mañana de lo más
complicada). Fuimos juntos a su Asociación y empezó a revolver entre los
papeles, a ver si encontraba algún decimo, ( nada de nada ), luego la buena
señora llamo a un tal Ángel, que era el Secretario de la Asociación y no le cogía
el móvil.
- Anda mal la cosa, señor, pero vamos a
intentar por otro camino.
- Gracias, señora, gracias ( con la ilusión y
el corazón en un puño).
- Vamos a llamar a la administración a ver si
le queda alguno, que sé que el otro día vendieron 60 a una empresa y no sé si
le quedara algún decimo.
( yo con los dedos cruzados, y con el corazón
en un puño, podía ser posible que mi sueño se pudiera hacer realidad, había tantas
cosas donde meter ese dinero, lo primero que se me pasó por la cabeza, fueron
mis dos hijos, pero no quería pensar más y debía de estar concentrado en ese
momento).
- Buenos días Conchi, soy Rosario, la de la Asociación.
Mira tengo un problemita que a lo mejor me lo puedes solucionar, ha venido un
chico que quiere un décimo de los nuestros y era para ver si os quedaba alguno.
- ( Silencio )
- ¡Qué os quedan dos!
- (Silencio)
- Me preguntan de la Administración ( dirigiéndose
a mi) que si vas a ir ahora mismo.
- ¡Pues claro!
- Me piden tu nombre y apellidos.
- José Pedro Porras Cano.
- Pues ala, ya lo tienes reservado.
Me falto darle un par de besos a la señora
Rosario y me despedí con un nerviosismo en el cuerpo que no veas.
Fui como alma que lleva el Diablo a la Administración,
con una ilusión que me recorría todo mi ser, por fin tendría dinero para un montón
de sueños que sin este jodido dinero iban a ser muy difíciles de conseguir.
Después de comprar el décimo y teniendo
aquella ilusión entre las manos, llamé a mi niña para comunicárselo, las lágrimas
aun me brotan al recordar el momento de comunicarle esa pequeña esperanza, esa ilusión
depositada en la suerte en un pequeño boleto de lotería.
- Toñi, mi sueño era todo real.
- ¡No me digas!
- Tengo el Décimo entre mis manos, luego te
cuento.
Un silencio que dice mil cosas paso por las
redes de nuestros móviles, uniéndonos en aquel sueño, en aquella ilusión que
nos emocionó por teléfono.
- ¡Te quiero, mi amor, te quiero y mucho!
- ¡Yo también a ti, eres lo mejor que me ha
pasado nunca!
- Anda, no te pongas a llorar que te van a
ver en el trabajo.
- Y tu ten cuidado que estás conduciendo,
¡Que ilusión verdad Pedro!
- ¡Mucha, Toñi, son tantos los sueños que me gustaría
poder cumplir a tu lado!
- Te quiero
- Y yo también a ti.
Ese silencio que unen corazones en la distancia,
uniéndonos de tal manera que ahora que ha pasado la lotería y no nos ha tocado,
nos sigue uniendo.
El décimo este año no ha sido un premio
monetario, el décimo este año es el que nos ha unido sentimentalmente, en la
lucha común por seguir adelante, para poder sacar a estos dos niños a delante,
en labrarles un futuro, en poder sentir el cariño día da día de nuestros hijos,
de tener la ilusión y el coraje para
poder seguir luchando y el empuje para levantarnos día tras día para seguir amándonos.
En sentir que Toñi y yo somos uno y nos
amamos, que ese amor seguirá adelante con decimo o sin él. En el Mundo en que estamos doy gracias por
haber encontrado a la compañera de mi vida, en tener un trabajo que me gusta y
me ayuda a realizarme como persona, en poder luchar con mis manos para dar lo
que pueda a mi familia, y lo más importante tener una familia por la que
luchar, una ilusión por la que levantarme día a día, aunque el resto del Mundo
se derrumbe a nuestro paso.
¡ Veis!, la ilusión por algo, por alcanzar una meta,
esa ilusión es lo que no nos tienen que quitar, como tampoco nos pueden quitar
el amor, esos y otros valores son los que tienen que permanecer dentro de
nosotros y es lo que nos mantendrá firmes como personas.
Gracias a quien sea por esta lección y por
enseñarnos que la ilusión es una cosa que está al lado de nuestro corazón y que
una vida sin ilusión es lo mismo que una vida sin amor, todo está relacionado y
sin unos determinados valor es muy difícil seguir para adelante.
Gracias.
José Pedro Porras
Cano. 22/12/2015